Juan González de Criptana o de Critana, nació en Villarrubia de Santiago en el año 1555, aunque por su apellido se infiere que debía tener alguna relación con la localidad próxima de Campo de Criptana.
Fueron sus padres Fernando de Soria y Ana Lupesia. Ingresó en la Orden de San Agustín hacia 1572, recibió el hábito de manos de Fray Alonso de la Veracruz y profesó en San Felipe el Real de Madrid (26 de mayo de 1573). Estudió en Alcalá de Henares y en Salamanca, donde, como él mismo afirmó, fue discípulo de su compañero de orden fray Luis de León (después de 1578 - indicio de que se tiene conocimiento del sermón de Nicolás de Alessandria en la Salamanca de los años de fray Luis), y también de Diego de Tapia y Alfonso de Villanueva
Dice su biógrafo y hermano de religión el P. Gregorio de Santiago, que "no aparece en las portadas de sus libros más que con el título de Predicador, Capellán de Duque de Lerma y en los impresos últimamente con el de Maestro; pero fue Prior del Convento de Cartajales en 1589, según se expresa en la licencia para imprimir "Silva comparationum", concedida por el P. Provincial Fr. Pedro de Rojas en 10 de noviembre del año expresado. Figura en el convento de Valladolid desde el 1596 hasta 1607 con algunas interrupciones."
Da muchas noticias interesantes acerca de sus contemporáneos, sobre todo en el "Catálogo de Agustinos ilustres", un compendio de las vidas de los frailes más destacados de su orden que quedó inédito entre otras obras de carácter místico y devoto. La importancia de Juan González para una historia de la presencia de San Agustín en España no debería únicamente ubicarse como autor de esa destacable obra, influye también en el debate sobre la licitud del teatro, con la Tercera parte del Confesionario, dedicada al duque de Lerma.
Según se recoge en el Centro de Documentación Filosofía Hispánica de la Universidad Complutense de Madrid, el más importante de sus escritos fue el primeramente titulado "Horas de Nuestra Señora", obra de carácter místico que fue prohibida por la Inquisición, pero Juan la corrigió y la volvió a publicar en 1599 con el título de "Oratorio Santo"; sin embargo el Santo Oficio volvió a encontrar trazas de heterodoxia y el 29 de mayo de 1600 la mandó recoger otra vez. De nuevo enmendó el autor la obra, esta vez definitivamente, y la publicó en Valladolid con el título de "El Perfecto Cristiano para levantar el espíritu a Dios" (1601) con un éxito notable, pues en 1787 ya contaba seis ediciones con ese título, aunque puede que hubiera algunas más desconocidas. El Padre G. Santiago Vela dice: «"El Perfecto Cristiano" es un libro muy digno de figurar entre los de su clase, y para el tiempo en que se escribió merece plácemes el autor por el arte con que lo dispuso y el buen acierto en elegir aquellas devociones que más atractivos podían ofrecer a las almas cristianas» (Ensayo..., vol. III).
Auto de fe 1495 - Pedro Berruguete
Escribió también dos biografías, la de San Agustín y la de San Nicolás de Tolentino, y además se le recuerda por un singular tratado contra las comedias incluso en su "Tercera parte del Confesionario", impresa en 1610, donde Juan González pretende que las representaciones de comedias se reformen, de modo que:
«Lo que se representare sea de cosas morales y de historia doctrinal maravillosa con dichos y hechos graciosos, circunstanciado todo, como queda dicho; que la representación podrá ser sólo las fiestas por la tarde, y que no anden compañías de hombres y mugeres por el Reyno, sino que la de la Corte se esté en la Corte y la de Toledo en Toledo, para que el representante atienda a su oficio entre semana, como lo hacían en sus principios Lope de Rueda, y Navarro y Cisneros, aunque después comenzaron a juntarse en Compañías y andarse de pueblo en pueblo. Que no saquen vestidos tan costosos, ni invenciones de trages, ni representen mugeres y, si representasen, sea con vestido honesto y nunca se vistan de hombres. Porque quitar del todo la representación no conviene ni es necesario, porque se han resumido y cifrado en ella todos los entretenimientos de la república buenos y malos, y assi tiene de todo y consiguientemente necesidad de reformación."
Más adelante: «No sé que haya hombre de razón que diga que es bueno que todos los días de la semana y de todo el año vaya el pueblo a pendón herido a oír comedias, cebados del deleite sensual que los trae los sentidos ocupados, y encantadas las potencias, y engañado el gusto, y el juicio de la razón, con las músicas, con los bailes, con las invenciones y las fábulas, con el verso limado y la maraña y la razón aguda, con el donaire y el traje y el buen talle dellos y dellas.»
Más adelante: «No sé que haya hombre de razón que diga que es bueno que todos los días de la semana y de todo el año vaya el pueblo a pendón herido a oír comedias, cebados del deleite sensual que los trae los sentidos ocupados, y encantadas las potencias, y engañado el gusto, y el juicio de la razón, con las músicas, con los bailes, con las invenciones y las fábulas, con el verso limado y la maraña y la razón aguda, con el donaire y el traje y el buen talle dellos y dellas.»
"Manchegos Ilustres de la época de cervantes" - por José Sanz y Díaz (Académico de la Real de Bellas Artes de Ciencias Históricas de Toledo)
«Publicaba sus obras en tiempo de "el Manco de Lepanto", siendo éstas:
- "El perfecto cristiano" (Pincias, 1601)
- "Manual de Jesús y María, para orar en alabanza de estos Santísimos Nombres" (1604)
- "Silva Comparationum, vel Similium per Alphabetum locorum comunium Predicatoribus utilissima ex Sanctis Patribus atque Doctoribus" (Pin-ciae, 1604)
- "De la Archicofradía de la Cinta de San Agustín y Santa Mónica y sus Indulgencias como un Compendio historial de cómo San Agustín hizo vida eremítica y fundó su Orden de los Ermitaños" (1604)
- "Despertador del alma dormida para orar a Dios y despertar al hombre del sueño en que esta" (1613)
- y "Tratado contra las comedias", escrito poco antes de fallecer.»