Monje cisterciense, exégeta, escritor místico, abad, definidor y visitador general.
Fray Diego Sánchez Maldonado
Óleo sobre lienzo por José del Castillo
(Museo de León - Procede del Monasterio de Carracedo en 1955,
nºinv. 2885, restaurado en 1991)
Reverendo Padre Fray Diego Sánchez Maldonado.
Hijo Ilustre de este Monasterio de Carrión.
Varón muy esclarecido en doctrina, virtud y zelo de las almas,
fue Abad en este Monasterio y el de Rioseco. Visitador y Difinidor de la Orden.
Nació en VillaRubia de Ocaña - Arzobispado de Toledo
y allí fue bautizado el día 21 de julio, año del 1549
y tomó el Abito el 17 de enero de 1570.
Fue elevado a la dignidad abacial dos veces consecutivas. Sus dotes de gobierno fueron conocidas en otros monasterios, el de Rioseco (Burgos), y posiblemente el de Xunqueira de Espadañedo (Orense), para los que parece que fue nombrado abad.
Prestó igualmente señalados servicios a la Orden en los cargos de máxima responsabilidad, como fueron los de definidor, o consejero del general, y visitador de las siete casas (un tipo de visitador que fiscalizaba el régimen obligatorio de visitas del general, comprobando su labor en de las casas por las que había pasado el general, de ahí su nombre).
“fue versadísimo en Sagrada Escritura, y Santos Padres, varón piadoso y lleno de zelo del bien de las almas”
Prestó igualmente señalados servicios a la Orden en los cargos de máxima responsabilidad, como fueron los de definidor, o consejero del general, y visitador de las siete casas (un tipo de visitador que fiscalizaba el régimen obligatorio de visitas del general, comprobando su labor en de las casas por las que había pasado el general, de ahí su nombre).
“fue versadísimo en Sagrada Escritura, y Santos Padres, varón piadoso y lleno de zelo del bien de las almas”
R. Muñiz, Biblioteca Cisterciense española, Burgos, Joseph de Navas, 1793
Crisóstomo Henríquez, contemporáneo suyo, viene a coincidir con el anterior:
“Desde sus primeros años tuvo afán incansable en estudiar a los santos padres, de cuya doctrina se saturó, llegando a adquirir profundos conocimientos que le ayudaron a formar una santidad recia y hacerse útil a sus hermanos”.
Tales cualidades fueron fundamentales para que destacara en el campo de las letras, dejando como legado algunas obras:
Tales cualidades fueron fundamentales para que destacara en el campo de las letras, dejando como legado algunas obras:
- Agricultura alegórica y espiritual para todo género de personas, especialmente para pecadores y devotos, Burgos, 1603
- Excelencias y milagros de Nuestra Señora y San José su Esposo
- Seminario de Buenas costumbres
“grande y esclarecida, y está dividida en tres partes; en la primera describe cómo el siervo de Dios debe arrancar de su alma todos los vicios. En la segunda trata de la manera de sembrar las virtudes, ejercitándose en ellas y en obras de misericordia; en la tercera enseña cómo en el agosto de la vida, es decir, al tiempo de la muerte, recógense aquellos frutos malos que se sembraron durante la vida”.
N. Antonio, Bibliotheca Hispana nova sive Hispanorum, Roma, Nicolai Angeli, 1672
N. Antonio, Bibliotheca Hispana nova sive Hispanorum, Roma, Nicolai Angeli, 1672
- B. Mendoza, Sinopsis Monasteriorum Congregationis Castellae, Biblioteca de San Isidro de Dueñas, s. f., pág. 81
- C. Manrique, Phenix reviviscens, Bruxellae, Typis Ioannis Meerbecii, 1626, págs. 336-337
- A. Manrique, Cisterciensium seu verius ecclesiasticorum Annalium a condito Cistercio, IV. Comp. Observantiae Castellae, vol. IV, Lugduni, sumpt. Haered. G. Boissat & Laurentii Anisson, 1642, págs. 672 y 683
- N. Antonio, Bibliotheca Hispana nova sive Hispanorum, Roma, Nicolai Angeli, 1672 (trad. de G. de Andrés y M. Matilla Martínez, vol. I, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1999, pág. 314)
- R. Muñiz, Biblioteca Cisterciense española, Burgos, Joseph de Navas, 1793, págs. 307-308
- E. Martín, Los Bernardos españoles, Palencia, Gráficas Aguado, 1953, pág. 112
- A. Linage Conde, El Monacato en España e Hispanoamérica, Salamanca, Universidad, 1977, pág. 335
- D. Yáñez Neira, “Toledanos ilustres en la orden del Císter”, en Anales Toledanos, XII (1977), págs. 108-109