Villarrubia de Santiago presume públicamente de un elemento patrimonial, nuestro reloj municipal, un tesoro lleno de historia y recuerdos.
La imagen del reloj del edificio del ayuntamiento, se ha convertido en algo habitual en la vida de los villarrubieros que irremediablemente miramos su esfera para comprobar la hora en nuestro paso por la plaza, pero a la vez pasa desapercibido para todos. Cualquiera de nosotros podríamos dibujar con los ojos cerrados su silueta, esa silueta que ha presidido durante muchos años los distintos sucesos y actos de la historia de nuestro pueblo.
Aunque su maquinaria fuera sustituida en el año 2013, su estructura siempre ha estado ahí, presidiendo sobre el tejado del edificio, sin embargo "su casa", la torre donde ha convivido su estructura, ha tenido ciertas reformas a lo largo de su historia.
Imagen de la portada del Libro de Fiestas Patronales del año 1929
En la portada del libro de fiestas patronales de 1929, se mostraba la fachada del edificio y su imponente torre.
Imagen de 1955
Lógicamente, debido a la gran altura, para llegar a la maquinaria del reloj era necesario acceder a través de una escalera. Dicha escalera fue retirada tras una reforma del ayuntamiento y reducción de la altura de la torre en el año 1970.
Ayuntamiento en obras - 1970
Dicha escalera conserva hoy día su utilidad dando acceso a una cueva de una vivienda de la localidad.
Fotografía de la escalera utilizada para acceder al reloj en la torre original del ayto. - 2020
"Los municipales eran los encargados de subir a la torre, todos los días a la misma hora, a darle cuerda; 38 vueltas de manivela más 2 de propina para las campanadas, y 6 o 7 para el reloj y seguro que hasta un poco de cariño."
Antonio Canseco
Proveedor de la Casa Real, de sus talleres igualmente salen relojes tan conocidos como el de la Catedral de Madrid, el Palacio de Oriente y el del Escorial.
El 10 de julio de 1892, don Lucas Escobar, alcalde de Villarrubia, firma un contrato con Antonio para instalar en el ayuntamiento un reloj de torre, para servicio público, el cual consta de un motor a resortes de treinta horas de cuerda, con una esfera transparente de 80 cm de diámetro y su cuadratura correspondiente, martillo, transmisión y tiro necesario.
El personal necesario para la instalación del reloj cobraría a razón de 10 pesetas diarias más gastos de viaje y pupilaje a cargo del Ayuntamiento.
El 10 de julio de 1910 necesita la primera revisión de mantenimiento, llevándose a cabo en los talleres sitos en la calle San Sebastián, nº 2 de Madrid, teniendo que sustituir piezas desgastadas por otras nuevas de bronce, pintar el reloj de verde y cambiar ruedas y muelles. El precio de esta compostura fue de 750 pesetas, siendo incluido los costes de transporte ida/vuelta y desmontaje/montaje del reloj.
Después de 30 años, el 3 de septiembre de 1940 se vuelve a reparar y limpiar la maquinaria, pintando la esfera de nuevo. Esta reparación tuvo un coste de 1500 pesetas haciéndose cargo de ella el sucesor de Canseco, don Antonio Marot.
El 27 de marzo de 1951 se encarga desde el Avuntamiento una nueva esfera de luna de 93,5 cm de diámetro con un coste de 1500 pesetas. La anterior hubo que cambiarla debido a una rotura que la dejó inservible.
Desde estas fechas a nuestros días, el anciano reloj sufrió numerosos percances de los que iba saliendo airosamente, bien lo saben Javier Castillo (relojero de Santa Cruz) y nuestro inolvidable Timoteo Coloma y su yerno Julio Sánchez, encargados de las reparaciones durante muchos años.
El actual reloj se instaló el 28 de agosto de 2013, por la Relojería Sánchez de Torrecillas de la Tiesa (Cáceres), permaneciendo la maquinaria del reloj original, sin uso, en su misma ubicación.
Imagen del edificio del ayuntamiento - 2016
Como notas curiosas, indicar que el taller madrileño de Antonio Canseco también confeccionó el reloj del municipio de Camuñas, reloj que aún hoy día se le da cuerda manualmente todos los días.
El prestigio de Antonio Canseco también ha movido al Ayuntamiento de Los Yébenes a exhibir en el Centro Social desde finales de 2019 la maquinaria original del que dio servicio al pueblo; y Santa Olalla acaba de rescatar la suya para hacer lo mismo próximamente. Algo fundamental para conservar el patrimonio de los "Cansecos’ que aterrizaron en la provincia entre finales del siglo XIX y principios del XX.
"Canseco es una referencia que marca la existencia de la vitalidad del pueblo"
Javier Castillo, relojero afincado en Santa Cruz de la Zarza