Año 1705, en la plaza pública de Villarrubia.



«Juan de Segovia, vecino y escribano del Ayuntamiento de la villa de Villarrubia, Orden de Santiago:  por cuanto, el domin­go que se contaron veintitrés del mes de agosto de mil setecientos y cinco años, siendo a eso de las seis de la tarde, poco más o menos, se juntaron las Capitulares de dicho ayuntamiento en la plaza Pública para ejecutar el reemplazo de soldados de la Compañía de Milicias de dicha villa, en cumplimiento de las Reales Ordenes y nuevo decreto de Majestas (Felipe V) que Dios guar­de"....



Así comienza un particular y verídico suceso acaecido en la plaza pública de Villarrubia, según se puede leer en un documento, fechado el 23 de agosto del citado 1705.

Dicho documento informa acerca del enfrentamiento que se produjo entre el alcalde de entonces, Andrés de Baracaldo, con varios vecinos de la Villarrubia de hace trescientos años. El choque verbal inicial, que después pasó a mayores, tuvo su origen en la reclamación hecha por supuestas irregularidades en el alistamiento para el reemplazo de soldados.


 El suceso adquiere dramatismo si se tiene en cuenta que en 1705 continúa la Guerra de Sucesión y en 1706 el archiduque Carlos toma Madrid que apenas seis meses después vuelve a ser tomada por las tropas de Felipe V.  Villarrubia siempre se mantuvo fiel a éste.

La Guerra de Sucesión Española fue un conflicto internacional que duró desde 1701 hasta la firma del tratado de Utrecht en 1713, que tuvo como causa fundamental la muerte sin descendencia de Carlos II de España.

Creo interesante, en la secuencia de esta historia, describir a sus personajes y como no, primero a su redactor:

Juan de Segovia, ocupó el cargo de escribano de Villarrubia hasta 1708. Estuvo casado en dos ocasiones: de su primer matrimonio con Casilda Arias tuvo cinco hijos: Clariana, Sebastián, Inés y Laureano, y de su segundo matrimonio con Josepha Roldan no tuvo descendencia. Vivió en la plaza lindan­do con el mesón de Pedro Pérez Calderón, aunque tuvo casas en la calle del Cristo y en la calle Onda.



....." y habiéndose leído algunos de los que se habían excusad por diferentes achaques legítimos que tenía, el Sr. D. Andrés de Baracaldo, uno de dichos Capitulares dijo en voz alta se leerían las cédulas que esta­ban hechas de los que habían de entrar en suertes para que los interesados dijesen si faltaba alguno y que si alguno de ellos hubiese que decir alguna cosa, lo dijese, para que no hubiese después embaraza; y yendo ejecutando lo referido, en presencia de las muchas personas que concurrieron, así eclesiásticos como segladores. dife­rentes sujetos dijeron echaban en falta al menos a dos o tres de los que habían de entrar en el sorteo, y en particular a Francisco González de Angelio, guarda de la salina de dicha villa,"....

Andrés Baracaldo y Portillo
, fue alcalde por el Estado de Hijosdalgo. Casado con Isabel Fernández Mudarra ocupó el cargo de alcalde en los años siguientes de 1711 y 1715. Tuvo un hijo, Bernardo Baracaldo y Portillo y vivió en la calle del Humilladero, aunque disponía de casa en la Plazuela de la Iglesia.

Llama la atención la defensa que Bernardo de Baracaldo, el hijo del alcalde, hace de Francisco González, «que estaba excusa­do por tal oficio de guarda de la salina» (La salina de Pédrez, es decir: «de sal común o de mesa»), lo que prueba la impor­tancia que siempre tuvo nuestro yacimiento salinero.
Posiblemente, Francisco González de Angelio, nieto de Angelio González, apodado «Bilardo» y casado con Isabel García de la Loma, fuera pariente cercano de Catalina de Angelio, ama de D. Serafín Baracaldo, hijo de D. Bernardo y ésta le pidiera el favor.


...."a que respon­dió D. Bernardo Baracaldo, hijo del dicho alcalde, que estaba excusado por tal oficio de guarda, y Francisco Pinilla y Alberto Maroto, vecinos y alistados, pidieron se viese la orden, y que si le escusara no le entrasen. Y dicho alcalde dijo a dicho Alberto Maroto de que no la hemos menes­ter aquí; y, a breve rato, D. Bernardo, su hijo, muy enojado, al parecer dijo: a ese y a otros diez o doce reservaré yo si quiero; a que aludió dicho Sr Alcalde, su padre, diciendo reservarían a los que fuesen."....

Bernardo Baracaldo y Portillo, hijo de Andrés Baracaldo, había sido alcalde ordinario por el Estado de Hijosdalgo en 1704 y lo fue posteriormente en 1712, 1739 y 1747. Estuvo casado con Victoria Quijano y tuvo cuatro hijos: Bernardo, Joseph, Serafín y Pedro que siguió la carrera eclesiástica. Tuvo su vivienda en la calle Onda junto a las casas de la encomienda de Biedma y poseía casas en la calle del Cristo, en la plaza y en la calle del Hospital.

Francisco Pinilla, pudo ser el padre de Francisco Pinilla que aparece en el Catastro de Ensenada (1752) como maestro zapatero, casado con Isabel Fernández de Rojas.

Alberto Maroto, casado con Mariana Pellaz Espinosa, hija del Guillermo Pellaz Espinosa, vivió en la Plaza, pero vendió posteriormente sus casas a Joan de Segovia. Tuvo una hija, María Antonia Maroto y en 1739 se le califica de demente.


..." Y poco después. Juan Francisco Verlanga vecino y alistado, dijo que esta gente pide el título de Francisco González se lea en voz alta y se reconozca si está exceptuado o no, y si lo esta que no entre. A lo cual, dicho alcalde, abandonando la dignidad de tal y, en lugar de quietar si hubiera algún disturbio y castigar severamente a los per­turbadores, se levantó del asiento donde estaba y dejando la vara insignia que tenía de tal, desenvainó la espada y se fue al dicho Juan Francisco Verlanga, diciéndole «quién le mete en eso, desvergonzado», ejecutando lo mismo el dicho D. Bernardo, su hijo, y empezaron a tirarle golpes con las espadas y lo mismo ejecutaron con Joseph y Sebastián de Segovia, mis hijos, de lo que resultó que dicho alcalde dio una herida en la cabeza y por detrás al dicho Sebastián de Segovia, de que queda con gran riesgo de perder la vida."...

Juan Francisco Verlanga, fue escribano del Ayuntamiento. Casó con Lorenza Baracaldo, sobrina de Andrés Baracaldo, y estaba emparentado con los Segovia por su madre Gabriela Arias, hermana de Casilda Arias, mujer de Joan de Segovia.

Joseph de Segovia, estuvo casado con Gabriela Sánchez Escribano (Boyero).

Sebastián de Segovia, casó con Josepha Sánchez Mudarra y tuvo cuatro hijos: María, Manuel, Joseph y Úrsula.


......"Y continuando los excesos no habien­do tenido yo culpa alguna, pasó a las casas de mi morada, en compañía de Juan Francisco Mudarra, alcalde ordinario su compañero y del presente escribano y alguaciles, y con el pretexto de pedir un poco de papel sellado, me echó la mano y dio algunos empellones, diciéndome pala­bras feas e injuriosas, y me llevó a la cár­cel, y puso en calabozo sin permitir ni dar lugar a que tomase la capa, y para que semejantes procedimientos no queden sin castigo..."



Se ignora cual pudo ser el desenlace del escándalo. Se desconoce si fue destituido Andrés de Baracaldo, el impulsivo alcalde espadachín. Pero lo que puede darse por seguro, es que Juan de Segovia, el secretario agraviado del Ayuntamiento, continuaba siéndolo en 1708, tres años después de haber sido encerrado en el calabozo y haber recibido «algunos empellones y palabras feas e injuriosas».

Es de admirar el respeto que inspiran a su redactor los representantes de la ley, aunque en este caso actuaran desaforadamente, sin razón. Su len­guaje es un modelo de comedimiento y corrección, más aún si se tiene en cuenta que uno de los agredi­dos por el colérico alcalde fue él mismo, Juan de Segovia, y su hijo. Lo único que pide es que «seme­jantes procedimientos no queden sin castigo». En aquellos tiempos era mucho pedir.







Fuentes principales: 
Anales Toledanos – Biblioteca de Castilla la Mancha 
Estampa V - 1998 - Jesús F. Pino
Nuestro alcalde espadachín - 2001 - Manuel F. Nieto 

2 comentarios:

  1. Muy interesante porque mi familia tuvo hasta hace poco una casa en la Plaza del pueblo, en los que pone solares de Sebastian Segovia. Mi abuela se apellidaba Sánchez Escribano y mas atrás hay Mudarras en mi familia.

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    1. Blanca,
      me alegra mucho que te haya interesado y que me lo hagas saber. Ello me produce un grado más de satisfacción.
      Un saludo.

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