Parajes de mi patria chica


Como el jardín y las flores 
el trabajo es ilusión 
trabajan los labradores 
nuestro campo con pasión.

Haciendo el recorrido 
y lo hago con desvelo 
he visitado y oído 
los parajes de mi pueblo.

Carretera de Colmenar 
van mineros al trabajo 
las minas y el Castellar 
en las orillas del Tajo.

Es la vega de la Almanta 
pasas el puente del Tajo 
el palenque y los valdíos 
finca Biedma y Valdajos.

La Veguilla, Balserón 
Ratiñuelas y Los Pinos 
te bajas a San Bartolo 
con El Soto y El Molino.

La Alberca, la Cuesta Vieja 
las Platas, el Nido el Grajo 
Ladera Blanca, Picozos 
y la vega de Valdajos.

Subimos Valcarrizoso 
Valdajuelos, el Molar 
la Clementa, Arreturas 
Irial Pardo, Valluncal.

Escarderuelas, valiente 
el Cerro del Campanillo 
Boquete el Moro, la Seca 
San Cristóbal, los Cerrillos. 

Casa Blanca, Villandín 
Casa Villalba, Alberdiales 
Barraltamoso, Tres Cuevas 
Corral de los Aguilares.

Peña Blanca, Vallejo Febrero 
Venta Vieja, el Nacimiento 
Cuesta de los ahorcados 
el Campillo, el Hundimiento.

Por la Cueva Colorada 
Senda de los Molineros 
Monte Ocaña, Doña Clara 
Hoyo Mergoso, el Zorrero.

Cañada el Judío, Chozo el Alto 
donde están los Villoteros 
El Olivar de los Tontos 
hasta el Pozo los Plateros.

Las Cañadas y la Dehesa 
rayando los Noblejanos 
Pozo los Hoyos, Pinea 
Casilla el Globo, Huerta Cano.

Somadilla, Pozo Viejo 
Higueral, la Hontanilla 
Vallejo Moral, Corral del Tendero 
la Alameda la Parrilla.

Barranco de Villarrubia 
la Lanza, el Tamujal 
el Río y los Tempranos 
con la Vega de Colmenar.

Bajando los Castilletes 
Vega Biedma, el Sotillo 
subiendo Barrantolín 
estamos en el Pradillo.

Carriles, Cañada Tobosa 
Aguachares, Canalejas 
Cabeza Gorda, la Ermita 
mira al Río, Fuente Vieja.

La Cuesta el Priego, Palacio 
Peñuela, Monte los Machos 
el Zuñigo, la Herradura 
Vandogin, Chozo Calaco.

Villarrubia es una flor 
con todos en compañía 
nuestro honor es el amor 
y nuestras fiestas alegría.

Mi letra no ha sido fina 
ni tampoco mi memoria 
mi trabajo es la mina 
y aquí se acabó esta historia.



Julián Luengo Santiago
Septiembre de 1982 - Libro de Fiestas Patronales


Familia Enríquez y Carvajal




Nobleza de Villarrubia de Santiago y personas importantes en la larga historia de nuestro pueblo. Estas familias de aristócratas se codeaban con las más altas esferas, considerándoselas personas de confianza afines a sus majestades los Reyes, cual fueran en su momento.

Don Manuel Enríquez y Luque, VII marqués de Villacastel de Carriás, nace un 28 de Enero de 1861. Hijo de Don Manuel Enríquez y Sequera (Aranjuez) y de Doña María del Carmen Luque y Patiño (Cabra), prima hermana del Marqués de la Corona, de la cual hereda título nobiliario.

Don Manuel contrae matrimonio con Doña Maria Josefa de Carvajal y Saavedra un 16 de noviembre de 1887 y de esta unión nacen cinco hijos: María de la Asunción (1888), Manuel (1890), Luisa (1893), María del Carmen (1895) y María de los Milagros (1897).


Doña Josefa muere a temprana edad, María del Carmen, nuestra protagonista principal, contaba entonces con trece años, haciéndose cargo de los cuidados de ella y de sus hermanos la madre de Don Manuel, doña María del Carmen Luque.

Cuando la familia venía a Villarrubia se alojaban en la casa de la calle el Cristo n° 38, en frente de "el tío Carralero".

Todavía hay personas en el pueblo que recuerdan oír contar como salían de esta casona para ir a misa a Doña Carmen con toda la prole de nietos.

Don José Fernando de Carvajal-Vargas y de Queralt, III Duque de San Carlos y su esposa doña Asunción Patiño Carrasco, hermana del Marqués de la Corona, eran los propietarios de esta casa-palacio, done hoy en día todavía existe una llave en una puerta interior supuestamente de entrada a una capilla que tiene gravadas las iniciales S.C.

III Duque de San Carlos

El escudo que luce en la parte de arriba de la puerta principal no se sabe a quién puede pertenecer, pero si es cierto que todos sus símbolos se refieren a una persona con condición de héroe, generoso y grandeza.

El actual Duque de San Carlos no tiene ningún tipo de información de que este edificio perteneciera a su familia en algún momento, "este matrimonio eran tíos de la "duquesa" por parte de los cónyuges. Posiblemente esta casa palacio fuera propiedad de la familia de los Marques de la Corona".

Doña María de la Asunción Enríquez Carvajal, VII Marquesa de Villacastel, hermana mayor de Carmen, la cual heredera esta casa, junto a su marido don Jacobo González Arnao, Marqués de Casa Arnao y Caballero del Cuerpo Colegiado de la Nobleza de Madrid, pasados unos años venden una parte de la casa a la Asociación Cultural y Deportiva, "La Fraternidad" y el resto a don Julián Sánchez-Escribano. Esto sucedía el 15 de Mayo de 1925.

María de la Anunciación González-Arnao y Enríquez, hija de la VII Marquesa de Villacastel con niñas del pueblo.


Doña Carmen Enríquez y Carvajal, "la duquesa" era aquella señora que llevaba pantalones ,¡pantalones de flores! o de montar con sus botas y el resto del atuendo a juego, cuando en el pueblo a ninguna mujer se la pasaba siquiera por la imaginación ponerse alguna prenda parecida.

El titulo con el que conocemos a doña Carmen "la duquesa", no es real, ya que ella no poseía título alguno, este era solo un apodo puesto cariñosamente por los villarrubieros, debido a su relación tan estrecha con sus tíos los Duques de San Carlos.

Casi se consideraba un evento cuando la "duquesa" visitaba Villarrubia. Le gustaba ir al bar "El Pombo" a tomarse su café acompañado de su palomita de anís, mientras tranquilamente leía el periódico fumándose sus cigarrillos Peninsulares.

Su residencia oficial la tenía en Madrid en la calle Barquillo n°11, esta calle está situada en lo que se llama la zona noble de la capital, cerca de la Plaza del Rey, en un bonito edificio señorial, donde también vivió el famoso político don Joaquín Costa, tiempo atrás residió en la pensión Habana, ubicada en la Carrera de San Jerónimo, Madrid.


Todas las personas que conocieron a doña Carmen la describen como una mujer solitaria, a la que no la importaban las reglas y normas marcadas por la sociedad de aquellos años del puritanismo.

Ella vivía en su mundo, mundo que para muchas personas era casi motivo de rebeldía. La "duquesa" cuando estaba en el pueblo tenía a su servicio a la "tía Conce la Lobita". A doña Carmen la encantaba sentarse delante del fogón en casa de la "tía Conce", contemplando en silencio como ardían los tarugos de leña lentamente, en algunas ocasiones la invitaba a comer, accediendo encantada a compartir el escaso guiso que cocía en el puchero al calor de las ascuas. El salario que esta buena mujer percibía por sus servicios y detalles era de dos pesetas mensuales.

A la también hermana de Carmen, Doña Luisa igualmente se la recuerda en Villarrubia. Fue madre superiora en un convento de los Sagrados Corazones de Jesús en Madrid, ella más joven que doña Carmen se encargaba de su bien estar los últimos años de su vida.

Doña Carmen Enríquez y Carvajal, fue encontrada cadáver en condiciones lamentables en su casa de la calle el Cristo n°38 el día 28 -12 -1976 a las 12 horas, siendo enterrada en el cementerio de San Justo en Madrid.



Durante la búsqueda de información para utilizar e intentar ampliar/documentar este artículo, me encontré con un muy curioso detalle. En la página 138 del libro "Los descendientes de Cristobal Colón - de Rafael Nieto y Cortadellas (1952)", podéis encontrar un poco más información tanto de de la familia Enríquez y Carvajal, como del resto de la genealogía.

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Fuente principal: Libro de Fiestas Patronales 2012.

Música: Vals Poético (Felipe Villanueva) - James Pullés, piano


Comendadores de la Encomienda de Biedma




DON RODRIGO MANRIQUE DE LARA.- Fue muchos años Comendador de Biedma desde el 4 de Enero de 1531. El 27 de Marzo de 1541 le dio facultad Carlos V para arrendar sus frutos. Pero este mismo año falleció. Hay una provisión de S.M. dada en Madrid el 11 de Noviembre para que se acudiese con la cama y vestidos de este Comendador a los hospitales de las tiendas y Villasirga. Su muerte fue ocasionada por una herida que recibió en Villa Palacios, lugar del Conde de Paredes, su sobrino, y yace en la capilla mayor de esta villa.

DON LUIS SARMIENTO DE MENDOZA.

DON GASPAR SOLER MARRADAS.- Virrey y Capitán general de Mallorca, Lugarteniente de Tesorero de la Real Audiencia de Valencia, Comendador de Biedma en la orden de Santiago, parece que tuvo esta Encomienda hasta el año 1571, ya que el 21 de Abril ya estaba vacante por su fallecimiento. Carlos V le había hecho merced de la encomienda el 31 de Julio y en Valladolid el 16 de Julio de 1549, le dio licencia para arrendar sus frutos y rentas por los tres años siguientes, llamándole Gaspar Marradas. Murió en Villarrubia el 13 de Octubre de 1569, de una caída en el corredor de la casa de su encomienda, un jueves por la noche. Tuvo tiempo de recibir los sacramentos y de hacer testamento. En él se mandó depositar su cuerpo en la iglesia de Villarrubia (como se hizo), y de allí fue trasladado a su capilla de Valencia, acompañándole dos clérigos y dos frailes, uno Dominico y otro Franciscano. Que se dijesen en nuestra Señora de la Esperanza quinientas misas y en Santo Domingo otras quinientas, que el padre Fray Juan de Morales dijese otras quinientas. Mandó a la iglesia de Villarrubia cuatrocientos reales, y al hospital de esta villa cien. Que se visiten doce pobres y las hachas con que alumbrasen quedasen para ( ). Todo lo refiere el libro ( ) de Villarrubia en el año 1569, y le llama: el ilustre señor Don Gaspar Soler de Marradas, Comendador de Viedma. Nota.- A pesar que en la documentación que he encontrado no he podido descifrar el texto que debería haber en lugar de los paréntesis en blanco, considero interesante transcribir la biografía de D. Gaspar Soler por los datos que aporta sobre Villarrubia.

DON PEDRO DE PADILLA.- Maestro de campo de infantería Española, Gobernador de Orán, Castellano de Milán, Trece de la orden del consejo de guerra de Felipe II. Fue Comendador de Biedma en sucesión de D. Gaspar Soler, como parece por el título que Felipe II firmó en la villa del Escorial el 21 de Abril de 1571, durante 11 años fue comendador de Biedma hasta que el mismo rey le promovió a la encomienda de Medina de las Torres el 7 de Marzo de 1582.

DON JUAN ENRIQUEZ DE GUZMAN.- Mayordomo de la Reina Doña Ana, y antes Merino de la Emperatriz Doña Isabel; fue Comendador de Biedma por la merced de Felipe II, título que fue firmado el Lisboa el 24 de Agosto de 1582.

DON ENRIQUE DE CARDONA.- Gobernador del principado de Cataluña, fue Comendador de Biedma por merced de Felipe II, que firmó el título en Madrid el 13 de Enero de 1590. Gozó de esta encomienda hasta el final de su vida que fue en el año 1603.

DON FELIPE RAMIREZ DE ARELLANO.- Séptimo Conde de Aguilar, Señor de los Cameros, Nalda, Yanguas, Cervera, Entrena, Las Venegras y Biguera, Capitán de caballos Lanzas en el ejercito de Flandes, y allí del consejo de guerra, Capitán General de Portugal y Gobernador y Capitán General de Orán. Comendador de Biedma por la merced de Felipe III, título que le fue dado en Gumiel de Mercado, siendo 17 de Mayo de 1604.

DON DIEGO DE ZUÑIGA.- Caballero de la Orden de Santiago, hijo mayor de Don Diego López de Zuñiga, primer marqués de Baides, Mayordomo de la Reina Doña Isabel, Comendador de Biedma en sucesión del Conde de Aguilar por gracia de Felipe IV, como consta por el título expedido en Madrid el 18 de Agosto de 1621.

DON DIEGO LOPEZ DE ZUÑIGA.- Primer Marqués de Baides, Señor de Coveta y Pedrosa, Caballero novicio de la Orden de Santiago, Corregidor de Toledo y Mayordomo de la Reina Doña Isabel, fue administrador con goce de frutos de la encomienda de Biedma, porque Felipe IV le hizo merced de ella cuando quedó vacante de su hijo y respecto a no haber profesado , Urbano VIII, en Roma, el 5 de Febrero de 1632, dispensó para que la pudiese tener en administración; pero antes de que se le pudiesen dar los despachos, falleció el 22 de Enero de 1636.

DON GUILLERMO DE BET.- Barón y Marques de Leden, Gobernador de Dunkerke, fue Caballero novicio de la Orden de Santiago y administrador con goce de los frutos de la encomienda de Biedma por merced de Felipe IV y dispensación de Urbano VIII, concedida en Roma el 26 de Octubre de 1634. En virtud de ella se le dio el título de Administrador en Madrid el 1 de Abril de 1635, llamándole solo Guillermo de Bet, Barón de Leden, Caballero de la misma Orden.

DON AMBROSIO AGUSTIN FRANCISCO DE BET.- Segundo Marques de Leden, Gentilhombre de la Cámara de Don Juan de Austria y Comendador de Biedma, Sucedió a su padre en la Encomienda por Merced de Felipe IV, Según consta en el título que le dio en Madrid el 10 de Octubre de 1661. Estaba casado con Dorotea Brígida Fernández de Croy, cuyos capítulos matrimoniales se hicieron en Bruselas el 23 de Enero de 1671, ante Juan Herman, Notario y Escribano en aquella villa, y en fuerza de una cláusula de ellos quedó esta señora como tutora y curadora de los hijos que ambos procrearon, como parece por un poder que dio en Bruselas el 28 de Noviembre de 1678 a Don Esteban de los Ríos para que percibiese los frutos de esta encomienda que S.M. había hecho merced a Don Juan Francisco, Marques de Leden, su hijo mayor.

DON JUANFRANCISCO DE BET.- Tercer Marques de Leden, primogénito de los marqueses Don Ambrosio y Dorotea de Croy, administrador con goce de la encomienda de Biedma por el decreto que firmó el Rey el 19 de Octubre de 1677, once días después del fallecimiento de su padre, teniendo cinco años de edad y no llevando aun el habito. Después lo tomó y habiendo sido dispensado por el Papa Inocencio XI el 5 de Julio de 1680, Felipe IV le dio título en San Lorenzo el 11 de Octubre de 1680. Cuando profesó y antes de tener el título de Comendador, el Rey le concedió el Toisón de Oro en 1704, que él tomó sin pedir dispensación apostólica. Acudió con Carta de S.M. al pontífice Clemente X, el cual la negó. Desde entonces la Encomienda se administra por el Tesoro de la Orden, a quien, por Bula apostólica, pertenecen las vacantes.

DON FRAY GUTIERRE GONZÁLEZ PALOMEQUE.- Ilustre caballero nacido en Biedma. Comendador mayor que fue en la orden de Calatrava y que tuvo una notable intervención en la famosa batalla de las Navas de Tolosa (1212).


Música/Vídeo: Anon. - Tourdion: Quand je bois du vin clairet

Comendadores de la Encomienda de Villarrubia de Ocaña


FRANCISCO DAVILA.- Caballero de la Orden de Santiago, fue Comendador de Villarrubia hasta que los Reyes Católicos (administradores) le pasaron a la Encomienda de Villafranca el año 1502.

MOSEN DIEGO DE AGUILERA.- Caballero de la Orden de Santiago, casado con Doña Elvira de Jarava, fue Comendador de Villarrubia por merced de los Reyes Católicos, año 1502, según parece por el título dado en Madrid el 4 de Noviembre de dicho año.

DON FERNANDO DE TORRES.- Baile General de Valencia, Comendador de Villarrubia, parece que sucedió en esta Encomienda a Mosén Diego de Aguilera, o al menos ya la tenía en el año 1519, porque en él, en Barcelona, a 28 de Junio, le dio Carlos V licencia para arrendar sus frutos por más tiempo que el dispuesto. El año 1516, a 30 de Mayo, le había dado el rey Católico otra cédula semejante en Madrid llamándole Baile de Valencia y Comendador de Villarrubia.

DON LOPE HURTADO DE MENDOZA.- Era Comendador de Villarrubia el año 1539, como parece por cédula de Carlos V, dada en Madrid, a 2 de Octubre, en que le concede licencia para arrendar esta su encomienda por tres años. Falleció en Octubre de 1558, como parece por los libros de asientos de los despachos del consejo.

MOSEN GASPAR SOLER DE MARRADAS.- Virrey, Capitán General del Reino de Mallorca y tesorero general de Valencia, fue Comendador de Villarrubia, como lo escriben Diego de la Mota y Gaspar Escolano. Mota en su "Catálogo de los Caballeros de Santiago", página 270, dice: "Don Gaspar Soler de Marradas, en tiempo del Emperador Carlos V, sirvió en las guerras de Hungría, Alemania, Túnez, y Argel, fue Virrey y Capitán General de Mallorca y Comendador de Villarrubia. Fue muy valiente caballero, tanto que el emperador, en cierta ocasión, le nombró". Gaspar Escolano dice hablando de los caballeros de esta familia, en el tomo 2ª, libro 9, página 1093 de su "Historia de Valencia": "Mosén Gaspar de Marradas, Caballero del hábito de Santiago y comendador de Villarrubia, fue de los señalados capitanes que sirvieron al Emperador Carlos V en todas sus jornadas; y tenia de su valor tan grande concepto, que en el desafío que le envió el Rey Francisco I de Francia, quiso que fuese uno de los escogidos para entrar en el campo por parte de su majestad.


Después le proveyó en el Virreinado de Mallorca, por los años de 1550 y gobernó aquellas islas hasta el año 1557, Después le dio la tesorería de Valencia, en que tuvo por sucesor a su sobrino Don Gaspar Marradas, Señor de Gallent"

DON JUAN DE BORJA. Comendador de Villarrubia por merced de Carlos V, desde el 6 de Febrero de 1546. En 1576, siendo Comendador Juan de Borja, se hicieron las relaciones ordenadas por Felipe II en Villarrubia.

DON DIEGO ALVAREZ DE OSORIO.- Señor de las villas de Abarca y Villa Ramiro, sucedió a Don Juan de Borja en la encomienda de Villarrubia, como parece por el título de Comendador que le dio Felipe II en Lisboa el 15 de Enero de 1582, pero no la gozó mucho, porque el mismo monarca, el año 1591 le promovió a la encomienda de los Bastimentos del Campo de Montiel.

DON PEDRO DE BAZAN.- Comendador de Fradel y San Marcos, de Teruel, Señor de Peñalva en Toro y Gentilhombre de la casa de Felipe II. Fue comendador de Villarrubia, en sucesión de Don Diego Alvarez de Osorio, por merced de Su Majestad, que le firmó el título en Madrid el 23 de Octubre de 1591.

GOMEZ VELAZQUEZ.- Comendador de Pozo Rubio y Caballerizo de la Reina Doña Margarita, fue comendador de Villarrubia por merced de Felipe III, como consta en el título que se despachó en Valladolid el 2 de Febrero de 1603; el Capítulo General de la Orden le nombró Visitador de la provincia de Castilla.

DON LUIS FAJARDO DE ZUÑIGA Y REQUESENS.- Primer marques de los Vélez de Molina y Martorel, Señor de las villas de Mula, Molina, Librilla y de las Baronías de San Andrés Rosanés y Molín de Rey, Adelantado y Capitán mayor del Reino de Murcia y Marquesado de Villena, hijo de Don Pedro, tercer marqués de los Vélez, Comendador mayor de León y nieto por parte de madre de Don Luis de Zúñiga y Requesens, Comendador mayor de Castilla, fue Comendador de Villarrubia por merced de Felipe III, que le firmó el título en Madrid, a 28 de Enero de 1612.

DON JERONIMO CARRAFA.- Príncipe de Montenegro.

DON JUAN DE CARDENAS.- Capitán de Caballos en el ejercito de Milán, hijo de Don Bernardino, tercer Duque de Maqueda, Marqués de Elche, Adelantado, Mayor de Granada y de Doña Luisa Manrique de Lara y Acuña, Duquesa de Nájera, Condesa de Valencia y de Treviño, tuvo merced en la encomienda de Villarrubia por Felipe IV, pero falleció antes de que se le diese el título.

DON GASTON DE MONCADA.- Segundo Marques de Aitona, Conde Osona, Vizconde de Cabrera y Bas, Gran Senescal de Aragón, Maestre Racional de Cataluña, Embajador en Roma, Virrey de Cerdeña y Aragón, Gobernador y Capitán General de Flandes y de los consejos de estado y guerra de Felipe IV, fue Comendador de Villarrubia por merced de su Majestad como aparece en el título que se le despachó en Madrid, el 5 de Noviembre de 1634, y que empieza: "A vos el licenciado Gregorio de la Cuesta Alcántara, religioso de la dicha Orden, mi capellán, ...., sabed que la encomienda de Villarrubia, que es de la misma Orden, está al presente vacante por el fallecimiento del Príncipe de Montenegro, último Comendador que fue de ella, y de Don Juan de Cárdenas, a quien después hice merced de la dicha encomienda, aunque no llegó a despachársele el título; y a mí, como tal administrador, pertenece nombrar persona del hábito de la dicha Orden que sea proveído de ella. Y teniendo consideración a los muchos y buenos servicios que Don Gastón de Moncada, Marques de Aitona, Caballero profeso de la misma Orden, de mis Consejos de estado y guerra, mi Gobernador y Capitán General de los estados de Flandes y países Bajos, mi Senescal de Aragón y Maestre Racional de mi casa y corte ha hecho a mí y a la dicha Orden y espero que hará de aquí adelante, y a sus méritos y costumbres, le nombro para que sea proveído de la dicha encomienda de Villarrubia, ....". Gozó de ella hasta el día 15 de Agosto de 1635, en que falleció.

DOÑA CATALINA DE MONCADA.- Dama de la Reina Doña Isabel y después Duquesa de Montalto y de Víbora y Princesa de Paterno, hija de Don Francisco, tercer Marqués de Aitona, gozó de los frutos de la Encomienda de Villarrubia por merced de Felipe IV y dispensación de su Santidad.

DON JUAN DE GARAY OTAÑEZ.- Caballero de la Orden, del consejo de Guerra de su Majestad, Virrey y Capitán General de Cataluña, fue Comendador de Villarrubia en virtud del título de Felipe IV le firmó en Madrid el18 de Marzo de 1643. En las primeras palabras se hace relación de las personas que antes gozaron de esta Encomienda, pues dice: "A vos el Doctor García de Eslava y Zayas, religioso de la dicha Orden, mi capellán,..... sabed que la Encomienda de Villarrubia que es de la misma orden, está vacante por fallecimiento del Marqués de los Vélez, último Comendador que fue de ella y dejación de Doña Catalina de Moncada, Dama de la Reina Doña Isabel, mi muy cara y amada mujer, hija del Marqués de Aitona, difunto, de cuyos frutos y rentas gozaba y la hice merced en virtud de Breve de su Majestad, por habérsele dado recompensa por mi Consejo de Aragón; y a mí, como tal administrador, pertenece nombrar persona de hábito de la dicha orden que sea proveído de la dicha Encomienda. Y teniendo consideración a los servicios que Don Juan Garay, Caballero profeso de la misma orden, ha hecho a mí y a ella y espero que hará de aquí adelante, le nombro para que sea proveído de la dicha encomienda.

DON RODRIGO DE HERRERA Y CESPEDES.- Caballero de la Orden, Teniente General de la caballería del ejército de Extremadura, fue Comendador de Villarrubia en sucesión a Don Juan de Garay y por merced de Felipe IV, que le dio el título en Madrid el 30 de Agosto de 1652.

DON DIEGO CABALLERO DE ILLESCAS.- Caballero de la Orden, General de la Caballería de los ejércitos de Cataluña y Extremadura, Virrey de Navarra y Gobernador de Cádiz, fue Comendador de Villarrubia por merced de Felipe IV, y se le despacharon dos títulos de esta Encomienda, el primero en Madrid el 12 de Octubre de 1656, porque habiéndose corrido que había muerto Don Rodrigo Herrera y Céspedes se consideró vacante esta encomienda; pero Don Rodrigo vivió un año más. El segundo título se le concedió el 15 de Marzo de 1658. En ambos casos se le llama General de la Caballería del ejercito de Cataluña. Fue comendador de Villarrubia hasta el 27 de Enero de 1663, que la dejó, por haberle dado el rey la Encomienda de los Bastimentos de la provincia de León.

DON BLASCO DE LOYOLA.- Caballero de la Orden, Secretario de estado de Su Majestad de la Negociación del Norte y después Secretario universal, fue Comendador de Villarrubia en sucesión de Diego Caballero y por gracia de Felipe IV, que en el título que se despachó en Madrid el 18 de Abril de 1663, dice que se la da "teniendo en cuenta los largos y agradables servicios de Don Blasco de Loyola, Caballero profeso de la Orden, y a la satisfacción con que lo está continuando en el puesto de mi Secretario de Estado de la negociación del Norte.....".

DON FERNANDO ANTONIO DE LOYOLA.- Marqués de la Olmeda, del Consejo de Hacienda de su Majestad, es Comendador de Villarrubia porque el Rey y la Reina su madre y tutora le hicieron merced de esta encomienda en decreto del 20 de Octubre de 1668, en virtud del cual se le despachó en Madrid el 16 de Marzo de 1670.




Música/Vídeo: Manuel Machado (Lisboa,ca.1590 -Madrid, 1646) Romance : ¡ Afuera ,afuera que sale ! - Montserrat Figueras.

Crónicas de Verano - Cayetano Luca de Tena y Lazo


"Cuando emprendo este largo viaje de todos los veranos, cometo siempre el mismo error: no les cuento a ustedes nada de las tierras próximas a la capital, de los pueblos y los paisajes que tenemos demasiado cerca. Se imagina uno que deben ser conocidos de sobra, que las excursiones del fin de semana los han convertido en algo familiar, sin misterio, sin sorpresas. Y, sin embargo, es preciso andar estos caminos que hemos olvidado demasiadas veces.

Un poco más allá de Perales de Tajuña nos desviamos de la carretera general y nos metemos en los senderos que el mapa pinta de amarillo y por los que no circula casi nadie. Un campesino en una moto vieja. Una furgoneta cargada de comestibles que tal vez se dirige al mercado ambulante que encontraremos después en cualquier pueblo. El campo extiende las grandes manchas de los trigos que nunca tienen el mismo color.

Los pueblos se impregnan del aire campesino. Máquinas de labranza, hombres con herramientas o carretillas, tractores... Las mujeres van con sus bolsas en busca del pan de cada día. Camino de Villarrubia de Santiago nos enredamos en un puertecillo de enrevesadas curvas. Al coronarlo, el paisaje se despliega, verde y jugoso ahora por las aguas del Tajo. Desde allí arriba, la mancha de un sembrado refleja la luz de un modo que parece, por un momento, una laguna casi irreal, un espejo de agua inverosímil. Las urracas son las protagonistas del paisaje. En sus correctos trajes de etiqueta andan picoteando cualquier cosa caída en el camino y escapan, en un ágil y corto vuelo, de la proximidad del coche.

Tras el oasis creado por el río, el campo se endurece y se seca. Esta es la España árida, la España sin árboles que nos entristece el corazón. Recuerdo que en uno de los tomos de "El espectador”, de Ortega, en años juveniles -además de la revelación, del descubrimiento de aquella prosa de increíble perfección- aprendí que más de la mitad del suelo español era estéril. Y cada vez que atravieso uno de estos paisajes desolados, de tierras blanquecinas y yermas, me acuerdo del filósofo y de la impresión que me hizo su comentario sobre nuestra pobreza. ¿Fue siempre así o los casi ocho siglos de Reconquista y talas incesantes arruinaron nuestras tierras irremediablemente? En cualquier caso, cuando los árboles no acompañan mi camino, cuando el color verde se borra en mi horizonte, me siento a disgusto.


Me he desviado de la ruta para acercarme al santuario de la Virgen del Castellar. Unos pocos kilómetros de revueltas y una construcción limpia, encalada, casi andaluza.



La Virgen está primorosamente vestida y alhajada. Es menudita y morena. La cara bonita le resplandece junto a los pliegues del rastrillo. Me dice la guardiana que esa cara es lo único que queda de la imagen, quemada durante nuestra guerra. Como tantas otras vírgenes españolas, fue encontrada por un pastor en el escondrijo en que la guardaron manos piadosas para librarla de profanaciones cuando la invasión de los árabes. Pero yo no sé si la cara de esta Virgen es demasiado perfecta para ser tan antigua. Las imágenes primitivas no suelen tener este óvalo tan dulce, esta armoniosa distribución de rasgos. Salgo de la ermita con dudas históricas, pero con un piropo en el corazón para esta Virgen pequeña y bonita. Los sevillanos tenemos muy arraigada esta manera de entender la devoción.


En Villarrubia hay una gran iglesia con una torre alta y elegante.


Está oscura y solitaria cuando entramos. Nos parece que es Santiago quien alza su espada en el altar mayor. 
Hacia Lillo, el campo se va alegrando con las viñas, de un verde fresco y luminoso. La carretera se estira sobre la tierra llana y los chapiteles de las torres nos anticipan el saludo de los pueblos. Herencia tiene un parque frondoso que refresca la vista. Hacia Puerto Lapice las viñas se han apoderado ya del paisaje por completo. Villarta de San Juan, Arenas, Villarrubia de los Ojos. Daimiel...

Aprieta el calor sobre el campo manchego. El Parador de Manzanares nos abre el refugio de sus árboles, de su piscina junto al césped, de su discreta refrigeración. Zumban los camiones por la carretera de Andalucía. Al escribir esta primera crónica me doy cuenta de que aún no le he tomado bien el pulso al paisaje, de que nuestra relación es todavía vacilante, tras un año entero de no vernos las caras. Somos como novios separados durante doce meses. Tendremos que ir recobrando la intimidad perdida, el tono del diálogo, la antigua naturalidad. Hoy no hemos hecho más que apretarnos las manos."

Cayetano Luca de Tena
Texto publicado en ABC del día 1-7-86  >> ver


Cayetano Luca de Tena y Lazo - (Sevilla, 1917 - Madrid, 1997) - Director teatral español.

Tras abandonar sus estudios de Medicina, decide dedicarse plenamente a la actividad teatral. Responsable, a lo largo de su carrera, de la puesta en escena de 124 montajes teatrales, estuvo muy estrechamente vinculado al Teatro Español de Madrid y que dirigió entre 1942 y 1952 (en que funda su propia compañía, La Máscara) y entre 1962 y 1964. Considerado, junto a Luis Escobar en el Teatro María Guerrero, uno de los más destacados directores teatrales de la España de postguerra. Destaca en su trayectoria el montaje de la obra Historia de una escalera, de Antonio Buero Vallejo, estrenada en 1949 y que alcanzó el Premio Lope de Vega. También hizo incursiones en la pequeña pantalla, en los años 60 y 70, época dorada del teatro en televisión, y dirigió para TVE varias obras en el espacio Estudio 1.







Música: G. Puccini. Madama Butterfly. Coro A Bocca Chiusa. Dir.: José R. Encinar


D. Luis de San Antonio Hervás


Nace el 21 de junio de 1906, en Tinajas (Cuenca). Es el menor de seis hijos de una familia humilde. A la edad de 18 años comienza los estudios de Magisterio, haciéndolo libre y preparándose sin profesores, obteniendo plaza en las primeras oposiciones en que tomó parte.


Regenta su primera escuela en una aldea de Lugo, donde permanece durante un curso, siendo trasladado, mediante concurso, a Zarza de Tajo (Cuenca), cuya plaza sirve por espacio de doce años.

En febrero de 1943 pasa destinado a Villarrubia donde su dedicación llega a contar veinticinco años ininterrumpidos de servicios.

En el tiempo libre de sus tareas escolares, en sus primeros años, alcanza el título de Bachiller Superior. Posteriormente, ya casado y con hijos, inicia los estudios de Derecho, por enseñanza libre, aprobando varios cursos, viéndose en la necesidad de abandonarlos, por falta de tiempo, al estar dedicado por entero a la enseñarla oficial y particular, y por la carencia de medios económicos.

En el año 1967, toma parte en las oposiciones para Directores de Agrupaciones Escolares, superándolas y siendo destinado para cubrir la plaza de Director de la Agrupación Escolar del Distrito de Villaverde-Madrid (Colegio nacional del barrio Los Rosales).




Su acendrada vocación educadora, fue en todo momento la fiel consigna de su vida.

De su preocupación y tenacidad son prueba fehaciente las realizaciones que se lograron en nuestras Escuelas, tales como el comedor escolar, seguro dotal y otras, habiendo sido repetidas veces felicitado y distinguido por la Inspección de Enseñanza Primaria de Toledo.

Fue por su entrega, dedicación y celo, sin regateo de esfuerzo ni sacrificios, por lo que Villarrubia rindió públicamente homenaje y reconocimiento, transmitiendo su afecto a través del libro de fiestas patronales del año 1968.

Su dilatada permanencia en el municipio, su perfecta identificación con el carácter local, la circunstancia de nuestra naturaleza en sus hijos, son vínculos más que sobrados para considerarle auténtico y legítimo villarrubiero.


Música: "Tú me enseñaste a volar" - Cancíón al profesor



Los apellidos de Villarrubia





En la Carta Puebla o de la Fundación de Villarrubia, figuran las primeras formas de ser nombrado nuestro pueblo. En el mismo precioso e importante documento suceden a los Villa Ruvia, los Vila Rubia, y lo más extraño: Villa Ruvia de la Calzada. Es evidente la confusión que reinó con el nombre en el momento de su fundación, incluso con la ortografía, hasta llegar a fijarse el definitivo Villarrubia de Santiago.


En la Relación de Felipe II, de 1576, se dice: «...créese que se llama Villarrubia porque mucha parte del pueblo y tierra que confina con él, es colorada». Que es tanto como decir Villarroja, o Villarrosa.

Ya antes de ser redactada la Relación de Felipe II, el apellido Santiago le es dado a Villarrubia, según el historiador Jiménez de Gregorio, en el 1204, por los maestres de la Orden de Caballería de Santiago, con sede en Uclés. Sin embargo, en la Carta Puebla, fechada en el 1207, es decir, tres años después, esos maestres de la Orden de Santiago, o sus sucesores, hablan de villarrubia de la calzada. De la calzada, porque el término municipal de Villarrubia lo atravesaba una calzada romana que, con la caída del Imperio y el consiguiente abandono, quedó prácticamente borrada, y ya casi ni se sabe por donde entraba ni por dónde salía, ni el trazado exacto que tuvo.

La simplicidad de la lógica actúa a lo largo de los siglos, y al color de la tierra, que está a la vista, se le añade el sonoro nombre de la Orden a la que, como encomienda, pertenece Villarrubia.

El azaroso, titubeante recorrido del nombre de Villarrubia de Santiago a lo largo de su historia, pasó por otro trance de confusión, al ser utilizado el de Villarrubia de Ocaña. Así figura en el Real Monasterio de San Zoilo, en Carrión de los Condes (Palencia), al referirse al lugar de nacimiento del que fue su abad, el ilustre villarrubiero Diego Sánchez Maldonado. Incluso se ha llegado a escribir Villarrubia junto a Ocaña, que hay que tomar, más que otra cosa, como dato informativo, para hacer más fácil su localización, teniendo en cuenta la existencia en La Mancha de otros pueblos con el mismo, o parecido nombre.

También interesa anotar la denominación Villarrubia de Uclés, nombre utilizado por la encomienda de Uclés y cuyo texto parcial he incluido en el capítulo "La Encomienda, el Priorato y la Villa de Uclés en la Edad Media (1174-1310)"


"......Por último se anexionó el convento de Uclés en el siglo XIII otro núcleo de propiedades al sur del Tajo y en su ribera, no lejos de Ocaña, formando un señorío que comprendió las localidades de Villarrubia de Santiago, Biezma y Villandín. Villarrubia, llamada en el siglo XVI Villarrubia de Uclés, está situada en el borde más septentrional de la Mancha, entre Santa Cruz de la Zarza, Villatobas, Ocaña y Colmenar de Oreja. Biezma y Villandín forman en la actualidad parte de su término; el primero de ellos poseía en el siglo XII un castillo, el segundo, situado a ambas márgenes del Tajo, se lo había anexionado parcialmente la encomienda de Uclés en 1185."





Música:  Ben sab' a que pod' e val (CSM 179) - Cantigas de Santa María - Alfonso X el Sabio (1221 - 1284)

Aguadores, una carga de agua buena


El oficio del azacán (palabra de origen arábigo) había sido a lo largo de la historia de la ciudad castellana muy popular. Los azacanes toledanos también conocidos como aguadores, eran comerciantes que a lo largo del tiempo habían prestado sus servicios a los habitantes de Toledo. En Villarrubia también desempeñaban su labor nuestros aguadores.


Esta era la preciada mercancía que acarreaban casi a diario nuestros aguadores para llenar las tinajas de sus fíeles clientes. Cada uno tenía destinada su zona del pueblo, solía ser próxima a su casa, pues ni los aguadores, ni las caballerías que cargaban los cantaros, les quedaban fuerzas ni ganas de andar mucho más.

El servicio por supuesto, era a domicilio, incluso vaciando los cántaros directamente en las tinajas, si alguna vez sobraba algún cántaro había que andar ofreciéndole al resto de los dientes, con tal de no perder ni un real.

El precio del agua variaba según el paso de los años, pero la media estaba en un real el cántaro, la carga constaba de cuatro cántaros, o sea, era fácil de calcular: una carga una peseta.


Los aguadores solían ser personas mayores, que por su edad no podían trabajar en otra cosa o niños que lo hacían por la misma razón, también alguna viuda para sacar la casa adelante. Las cosas no funcionaban como hoy en día.

Los manantiales estaban clasificados por sus supuestas cualidades sanitarias. Por ejemplo se decía que el agua de la Fuente Vieja era medicinal, pues era muy buena para las personas enfermas del estómago, hígado y riñones, pero ojo no se podía guisar con ella, la comida no salía «en condiciones». El Pozuelo, esta agua era muy buena para los garbanzos (para cocina en general) y lavarse el pelo, pero al contrario que el anterior se creía que esta agua hacía daño a las «tripas», era demasiado «fina». También estaba la de la Ontanilla que era la más apreciada, porque esta agua sí que valía para todos los menesteres de la casa. Otro manantial era la Fuente Nueva, pero ésta era un agua que de «buena» tenía poco, por la gran cantidad de cal que contenía. Eso sí, las mujeres aprovechaban para lavar las ropas en su hermoso lavadero tendiendo luego sus prendas en las carrascas, de modo que cuando volvían al pueblo las ropas venían lavadas y secas.
Del control de estas aguas se encargaba el «tío Foro».


El tío Castellanos, dueño de la fábrica de gaseosas que había entonces en el pueblo se abastecía de este manantial para fabricar su bebida. Pero una inspección sanitaria llegada de Toledo, para analizar las aguas potables del pueblo, le aconsejaron dejar de usarla en su negocio, debido a la dureza de esta. Teniéndose que ir a Chinchón a por el preciado líquido para seguir haciendo su famosa gaseosa.

Se consideran unos de los aguadores más antiguos al «tío Nines», que aun siendo muy mayor traía agua de la Ontanilla, al «tío Casimiro Cachuelo» que a sus setenta y muchos años acarreaba agua del Pozuelo. Las mocitas de entonces, les sacaron un «cantar»: «Hay que ver la negligencia que tiene el tío Cachuelo vende agua del Pilar como si fuera del Pozuelo», tenían que salir corriendo, para no «catar» la vara con la que se ayudaba al andar, pues no le hacía ninguna gracia, el agua del Pilar es salobre, también vendía el «quitamanchas» famoso de la época: la greda.


Recordamos también a la tía Dorina que con sus dos borriquitos repartía agua del Pozuelo entre sus vecinas de la «Morra».

La tía Dionísia era una mujer viuda y con cinco hijos, de alguna manera tenía que sacar la casa adelante, la solución; cargar agua de la Ontanilla, la media eran dos o tres viajes diarios. Alguna vez coincidía con Tino, hijo de la tía Demetria «La Ratona», que también ejercían como aguadores. Tino, cuenta como un día compitieron la tía Dionisia y él para ver quién llegaba primero a este manantial, cargar el agua y llegar al pueblo lo antes posible. Tanto «arreo» Tino a sus borricos para que corrieran, que se espantaron, «zurriendo» por el suelo los cántaros y la tía Dionisia. Cara le salió a Tino la carrera, puesto tuvo que pagar daños y prejuicios.


Del Pozuelo y el Pocito los Yeseros traía agua la tía Teodora «La martinita», que además era capaz de buscar y rebuscar setas, espárragos etc., pues en esta materia no había quien la ganara. A la tía Teodora, la venía de familia el oficio de aguadora, ya que su abuelo Ángel también era antiguo en este oficio. Este hombre traía el agua de la Fuente Vieja, llenaba sus cántaros con un pucherito para no tenerlos que bajar del borrico.


De los últimos fue Guillermo «el aguador» estuvo trabajando en estos menesteres desde los nueve a los catorce años de edad. Guillermo se modernizó bastante en este negocio, preparándose un carro donde colocaba veintiún cántaros. Dos o tres viajes diarios eran la tarea ¡Ya movía litros de agua! Se sentía orgulloso por ser él que abastecía de agua a todo el centro del pueblo.

Fernando Luengo, primo de Guillermo fue empleado por este, como ayudante en la venta del agua. Aunque fue por poco tiempo, ya que Fernando terminó por quedarse con el negocio. Su hermana Mari recuerda como las mujeres iban a su casa con jarras y cacerolas a comprar el agua necesario para ese momento, ni una gota más.