Banda de Música Ntra.Sra.del Castellar

Si bien su primera aparición en público tiene lugar el 19 de marzo de 1887, festividad de San José, data su constitución del año 1881, de la que fue fundador D. Jesús Prieto Pérez, oriundo de Villatobas, persona en quien tiene su origen en esta población la familia de su apellido desde su principio vinculada a la música, de tal modo que el concepto de palabras sinónimas encuentra en este caso —familia Prieto y música—.


Apenas iniciadas sus actividades asume su dirección D. Jesús Prieto Escribano, varón primogénito del fundador, en el que coincide una identidad de carácter y cualidades, el que a la sazón contaba la edad de dieciocho años. Su juventud y entusiasmo imprimen a la reciente organización musical un ritmo de superación y progreso que pronto la hacen merecer un elevado concepto y nombradía, adquiriendo extraordinaria resonancia en el período de los años 1900 a 1925.

Lo demuestran las innumerables actuaciones que, con un carácter de continuidad, tienen lugar en muy distintos pueblos, entre otros los de Villaconejos, Villamanrique de Tajo. Tribaldos, Alcázar del Rey, Torrejoncillo del Rey, Yepes, Cabañas de Yepes, Ciruelos, etc., destacándose las que tienen lugar en Chinchón, Huete, Uclés y Carabanchel Bajo (Barrio del Terol).
Se registra como distinguida, en dicho período, la correspondiente al recibimiento dispensado por nuestro vecindario a el Rey D. Alfonso XIII a su paso, en ocasión de viaje, por la estación férrea.

El obligado cumplimiento de los deberes militares —año 1890— motivan la eventual privación de su calificado Director, el que en razón a su destacada aptitud y méritos pasa a formar parte de la Banda del Regimiento de Infantería Wad-Ras, en Madrid, con la categoría de Músico de 1ª (Bombardino Principal), siéndole conferidas las funciones de Subdirector de la misma, volviendo a reintegrarse, tras su período de milicia, a sus tareas de dirección con el mismo cariño y entusiasmo. Prosigue ininterrumpidamente hasta que, por su imposibilidad física y el peso de su años, se ve en la necesidad —a los 75 de su edad— de tener que declinar el cargo.

El Ayuntamiento en premio a su meritísima labor y como testimonio de la distinción y reconocimiento de que era acreedor, se le rinde un cálido homenaje, haciéndole entrega de una artística batuta de dirección como símbolo de admiración, cariño y gratitud.
Apartado de toda actividad, su espíritu mantiene firme la ilusión y cariño hacia su Banda que en perfecta conjugación con su gran devoción y amor a la Virgen del Castellar. Fallece el 8 de septiembre de 1946, distinguida circunstancia a tenor de tan memorable coincidencia.


Al producirse la vacante, pasa a ejercer las funciones de D. Hermenegildo Prieto Escribano, hermano de su antecesor, del que fue íntimo y valioso colaborador desde su principio. Apenas transcurridos dos años y dada su avanzada edad, se ve en la imposibilidad de poder continuar en el ejercicio de su cargo, lo que no impide que continué prestando la colaboración que su edad y situación le permiten.
Toma entonces a su cargo la Banda —año 1947— a raíz del fallecimiento del que por tantos años fue su más caracterizado regente, su hijo D. Julián Jesús Prieto Pérez.
Su todavía joven edad, especial preocupación y gran entusiasmo constituyen el impulso decidido que empuja a la Banda hacia una nueva etapa de superación y apogeo. Vuelven a iniciarse sus actuaciones en diversas y numerosas poblaciones — Colmenar de Oreja, Villatobas, Noblejas, Villamanrique de Tajo, etc.. revistiendo carácter destacado su presentación al Concurso de Radio Madrid y su actuación en la Base Aérea de Villatobas, obteniendo en todos los casos la más elogiosa referencia.


Después de la larga y benéfica era de los Prieto, les llegó el turno de la responsabilidad directora a D. Francisco Sánchez Escribano, el primero en afrontar la realidad de tener que pisar un terreno difícil para quien no tuviera experiencia de dirección. No se asustó Paco, que empuñó la batuta con decisión y condujo a la Banda por caminos más atractivos para la juventud: la masculina y por primera vez la femenina.

Su sucesor, D. Bienvenido Cámpos, siguió esa línea de actuación hasta ser sustituido por D. Jose Antonio Campos, quien ya ha demostrado ampliamente su ambición artística y sus cultivados conocimientos musicales. En cierto modo, la historia de sus directores es la historia de la propia Banda.

Expuestas hasta aquí la semblanza y particularidades de sus directores, entremos a hacer referencia, al menos en parte, de las meritorias circunstancias y detalles que la caracterizan.
Hombres de la más variada condición social —empleados, labradores, albañiles, artesanos, industriales — son, desde su principio, el cuadro o plantilla de sus componentes, que tras el esfuerzo, grandioso en no pocos casos, de sus trabajos y tareas cotidianos, han sabido sacrificarse, sin regateo alguno, para adquirir la formación y conocimientos precisos, sin otro afán o interés que su amor a la música.


El 6 de mayo de 2000, Villarrubia quedó sembrada de medallas. Fue como si una lluvia de estrellas hubiese caído mansamente del cielo para ir a posarse en las pecheras de los músicos. La Casa de la Cultura, abarrotada de público, aparecía más deslumbrante que nunca. Se iba a celebrar un acto extraordinario, un acto de gala, de esos que dejan huella en la memoria. Se organizaba, aunque con unos años de retraso, un homenaje a la Banda de Música por sus más de cien años de historia -119-.

Resultaba inexcusable hacer una presentación con un resumen biográfico de cada uno de los siete directores que ha tenido la Banda, y una síntesis de lo acontecido desde su fundación.
Montserrat de la Nieta leyó el texto preparado para esa finalidad. Fue relatando lo más característico de cada uno de los directores, de Jesús Prieto, el fundador, a su hijo, su nieto, y su otro hijo, el señor Merejo…….

Destacable la puesta en escena del melodrama "Trompetas tatuadas", expresamente escrito para este homenaje, fue el decorado de Lumi Lorenta. No obstante, el argumento de la comedia fue captado por las madres de músicos que habían pasado por trances parecidos: ver que sus hijos, que trabajaban en la capital, o hacían el servicio militar, no podían venir a su pueblo para divertirse y tocar en los días de las fiestas, o se veían obligados a marcharse cuando estaban en todo su apogeo.

Los momentos de mayor emoción estaban por llegar. Llegarían con la entrega de las medallas. El mínimo orden establecido para la entrega de las medallas quedó roto desde el instante mismo en que el primer músico retirado, llamado por la megafonía, subió al escenario, que rápidamente quedó lleno de músicos con uniforme y sin él, músicos de todas las edades -pasado y presente unidos-, que se felicitaban, se abrazaban, todos orgullosos de sus medallas. Juntos, habrían formado una Banda de unos noventa ejecutantes. Tampoco fueron olvidados los difuntos, a los que sólo era posible, como se hizo, dedicarles un recuerdo agradecido.

El Delegado de Cultura de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha, D. Santiago García Aranda, acompañado del Alcalde de Villarrubia y los de otros pueblos vecinos, así como directores de bandas invitados, fueron los encargados del reparto de los galardones.
Los aplausos eran casi continuos. Como estaba previsto, el concierto culminó con la descarga de una nube de pétalos de rosas sobre el escenario, es decir, sobre los que lo ocupaban, lo que produjo un entusiasmo delirante, con los músicos y el público puestos en pie, en medio de una cerrada ovación.


Las medallas fueron diseñadas por un importante artista barcelonés, y acuñadas por una fábrica de prestigio internacional, también barcelonesa. El artista acertó a realizar una pequeña, pero auténtica, obra de arte.
Familiares de músicos se afanaron en reunir uniformes antiguos que, junto a instrumentos en desuso, fotografías, diplomas y los grandes bocetos originales de las medallas, montaron una interesante exposición en el vestíbulo de la Casa de la Cultura.


A lo largo de su historia, su autonomía e independencia han representado una de sus más especiales características, pues al no formar parte ni depender de ningún organismo oficial, no ha contado con otros medios para su sostenimiento que el producto de sus actuaciones, insuficiente en mucho al orden de sus necesidades, éstas de consideración solamente con citar las relativas a la reparación y reposición de instrumental y su uniformidad. Queda por tanto descartado todo objetivo o sentido económico. No obstante las subvenciones por parte del Ayuntamiento, han sido de indiscutible utilidad y auxilio.

Bien merece nuestra Banda de Música, por lo tanto, la dediquemos nuestro apoyo y atención, en todos los órdenes, pues si su brillante ejecutoria e historial constituyeron y constituyen un hito de enaltecimiento para Villarrubia, sepamos a tal honor, corresponder agradecidos con el orgullo de villarrubieros.


Homenaje a Mi Tierra
Dedicado al pueblo de Villarrubia de Santiago
Letra y música.-Jesús F. Pino y Francisco Sánchez-Escribano



Fuente: Libros de Fiestas Patronales 1961 y 2000

Los Marqueses de la Corona



Creo que todos los villarrubieros con un poco de curiosidad por la historia de nuestro pueblo nos hemos interesado al oír hablar de esta familia, aunque siempre como si fuera un cuento, una leyenda llena de misterio y anécdotas protagonizadas por Doña Paula Guazo Martínez Atienza, Marquesa viuda de la Corona. Vamos a situarnos en los orígenes de estos nombres.


Don Fernando Patiño y Carrasco, V Marques de la Corona (1845-1922), era hijo de Don Ramón Patiño y Ramírez de Arellano, primer Caballerizo del Rey Don Francisco de Asís, hijo tercero del IV Marques del Castelar y de Doña María de los Dolores Diego Ramírez de Arellano. Don Ramón era vecino de Chinchón donde se casó con Doña Clara Carrasco Carbonero de Villarrubia de Santiago (propietaria del monte que lleva su apellido, el Monte Carbonero y de la casa de campo que todos conocemos con el nombre "casa de Doña Clara", entre otras muchas propiedades); hija de D. Alvaro Carrasco Quiñones de Benavente y Doña Benita Carbonero, parientes lejanos de la familia Lara Serrano.


Como comenté en el capítulo "Una Mezquita - Iglesia de San Pedro", es posible que a través de algún antepasado, don Fernando Patiño, heredara esta iglesia respetando la capellanía con sus actos religiosos hasta principios del siglo XX.

Antepasados de Don Fernando Patiño, fueron José Patiño, Ministro italiano al servicio de Felipe V (1656-1730) hermano de Baltasar Patiño, III Marqués de Castelar, varias veces Ministro de Felipe V. Creó en 1716 el catastro que lleva su nombre, registro de patrimonios y rentas de Cataluña, para el reparo del cupo Tributario de la Corona.

El éxito fue tal, que Patiño fue nombrado Intendente General del Tribunal de Contratación de las Indias (1717). Gracias a Patiño y a sus servicios, Carlos III se pudo situar en el Trono de Nápoles.

Por otro lado Carlos III concede por primera vez el título de Marqués de la Corona a Don Francisco Carrasco de la Torre (1769).

Como podemos ver el acercamiento de esta familia hacia los borbones españoles era considerable. Así podemos ver que el título de Marqués de la Corona llega a Don Fernando a través de su madre Doña Clara Carrasco y Carbonero.
En 1876 don Fernando Patiño y Carrasco Marqués de la Corona, contrae matrimonio con Doña Concepción Juez Fernando y Bañuelos, de esta unión nace una hija, Mercedes Patiño y Juez Sarmiento.

Doña Concepción fallece el 30-08-1905, por aquel entonces Mercedes tiene la edad de 27 años, pero su salud es precaria. Don Fernando cuenta ya con 60 años de edad y dedica todos sus desvelos a los cuidados de su hija, hasta el punto de contratar a una "joven" profesora de piano para entretener a la chica, Paula Guazo Martínez Atienza, la cual permanece en la casa constantemente para estos menesteres.


El 25 de Marzo de 1912 y con 18 años de edad, Paula contrae matrimonio con el señor Marqués que contaba ya con 67 años. Al parecer a Paula no la atraía mucho la idea de esta unión, pero al final acabó cediendo a la insistencia de su padre por que se celebrara este matrimonio.
Paula Guazo Martínez Atienza procedía de una familia de 19 hermanos, bien acomodada, su padre Antonio Guazo Cayon era un industrial cántabro y su madre Doña Agustina Martínez Atienza procedía de la provincia de Palencia. Esta familia se afincó en Madrid en la barrio de Carabanchel (entonces zona residencial, habitada en su mayoría por altos cargos militares).


Después de 10 años de matrimonio Paula enviuda con 28 años muriendo Don Fernando cuando contaba con 77 años. Doña Paula se queda al cargo de Mercedes, por expreso deseo del Marqués. Ella a la muerte de su padre contaba con 44 años, pasando a ostentar el título de Marquesa de la Corona y Cusano.

La desgracia quiso que Mercedes muriese al poco tiempo en Alicante , durante la guerra civil, dejando toda su fortuna a los pobres, la beneficencia.
En la actualidad, la residencia de ancianos que existe en nuestro pueblo se edificó en unos terrenos de su propiedad y en su honor esta se llama Residencia Mercedes Patiño.
La familia de los marqueses se ha caracterizado por sus donaciones al pueblo y las familias más humildes en múltiples ocasiones.

Esquela Hemeroteca ABC (Madrid) 18/04/1922 -Referencia al panteón familiar


Imagen del Panteón 2016

Paula, ya Doña Paula Martínez Atienza señora Marquesa viuda de la Corona, que no Marquesa de la Corona, pues el título como tal queda vacante, a la muerte de Mercedes fue una mujer muy inteligente, ambiciosa, valiente y en muchas ocasiones caritativa. A pesar de su mal carácter supo sacar buen provecho al título de su marido de manera que prefirió llevar siempre el título de viuda, que volverse a casar y perder el rango de Marquesa. De esta manera se puede decir que en cualquier punto de España era conocida, en las altas esferas civiles y militares, así se codeó y presumía por ello de ser buena amiga de la Reina Victoria Eugenia y su Majestad Don Alfonso XIII y de la Duquesa de Alba, con los que coincidió en numerosos eventos. Contando en su haber con la Gran Cruz de la Beneficencia, distintivo blanco, en aquella época esta condecoración solo disfrutaban de ella la Reina y Doña Paula. Hasta sus últimos días, Doña Paula mantuvo relaciones con los príncipes de España Don Juan Carlos y Doña Sofía, los cuales la felicitaban religiosamente todos los años las Navidades.

Durante la guerra civil colaboró muy activamente con el bando de los sublevados, hasta el punto de tener que refugiarse por motivos de seguridad en un barco en un punto estratégico en el Mediterráneo. En otra ocasión lo tuvo que hacer en la Embajada Turca, adoptando un nombre falso Carmen España. Durante la contienda fue nombrada Presidenta de la Cruz Roja Española.
Terminada la guerra civil la Marquesa viuda de la Corona , adquirió tal notoriedad que cualquier deseo suyo, eran órdenes para personas tan importantes como podían ser el Presidente del Gobierno Carrero Blanco, el Jefe del Estado Mayor Diez Alegría e incluso el Caudillo Francisco Franco.

En su faceta como mecenas , lanzó al estrellato al famoso torero Julio Aparicio (padre) y a la célebre cantante Celia Gámez. Esta quiso agradecerla su inestimable ayuda públicamente, a través del programa de televisión "Reina por un Día".

Estoy seguro que Paula, la joven profesora de piano, no pensó nunca lo que la iba a cambiar su vida, gracias a su matrimonio con el Marqués. Todo se transformó en un sueño maravilloso. El lujo, el poder y el disfrute de la vida se sembró a su alrededor. Un cuento hecho realidad.

Doña Paula Guazo Martínez Atienza falleció el 25 de marzo de 1975 a los 87 años.







Fuente: Palmira

Música:  Juan Crisóstomo Arriaga - Obertura de Los Esclavos Felices

Nuestra Señora del Castellar

 


".....Hay en esta villa y junto a ella tres ermitas de la Concepción de Nuestra Señora, de San Pedro y San Sebastián, y demás de estas en el término de Biedma, una legua de esta villa esta otra ermita que se llama Nuestra Señora del Castellar muy antigua, la cual es muy frecuentada de toda la comarca, por ser de mucha devoción y estar en un sitio extraño en una peña, ribera el dicho Tajo hasta esta villa, llamase del Castellar a lo que se cree, por haber vestigio en ella de algún castillo...."


RELACIONES DE LOS PUEBLOS DE ESPAÑA HECHAS POR INICIATIVA DE FELIPE II
T. II fol 78-81



Resúmenes basados en la versión de D.Alfonso Navacerrada (1941) sobre la aparición y milagros de la Virgen de Castellar.

Histórica y Gloriosa Aparición de la Virgen del Castellar, a un inocente pastorcillo en lo alto de la montaña en la orilla del Río Tajo.

Cuenta la tradición que un pastorcillo cuidando de sus ovejas, las llevaba a pastar a la ribera del río Tajo. Todas las mañanas, muy temprano, tenía por costumbre dirigirse al mismo lugar, en el valle, en la cercanía de un risco.
Al pastorcillo, cada vez que veía esas atochas de esparto, le entraban ganas de subir a cogerlas. Pero, cómo la haría: era peligroso, no había sendero ni nada para asirse. Si subiendo resbalaba, sin duda caería al río.
Él era consciente que si no recogía esas atochas, podría venir otro más valiente a cortarlas. Otra cuestión era dónde dejar solas a las ovejas. Pensó en reunirías todas bajo los árboles para que pastaran sobre sus sombras y de ese modo él subiría tranquilo.
En esos momentos aparecen tres labradores, que con sus mulas, cruzan el vado del río.
Nuestro pastorcillo ve a aquellos hombres y les saluda. Entablando conversación el pastorcillo les hace saber el deseo de subir al risco y recoger el esparto, pero que para ello, necesitaría que ellos se hicieran con el cuidado de las ovejas. Aconsejándole que desista de la idea, por lo peligroso de la empresa, parten del lugar.
Lejos de desistir de su afán, desoyendo el consejo de los mayores, ayudado del garrote y una soga, el muchacho emprende el camino hacia la cima. Llegado a la cumbre, ve la belleza del lugar, lo alto que ha subido y le entra miedo. Es consciente que debe de emprender la bajada, apesadumbrado mira hacia abajo y observa que por el camino que ha subido ha quedado trazada una estrecha senda e hincándose de rodillas, da Gracias a Dios. Entre las atochas de esparto más largo, ve un resplandor muy grande, y asustado, se echa para atrás: "¡Señor! ¿Pero qué resplandor es este?. ¿Pero qué luz y que figura es esa? ¡Si parece que en el sol hay una mariposa! (La Virgen del Castellar, "La Mariposa" arrastra desde entonces este apodo familiar)

Provisto de su garrote se decide a acercarse para ver que cosa era aquello. De entre las piedras se escuchan cantos y el pastorcillo ve a la Virgen María.
La Virgen habló al pastorcillo: "Yo soy la Madre de Dios, que vengo a morar a este sitio. Quiero que me hagan aquí un trono fijo, yo seré vuestro amparo y guía y abogada ante mis hijos, y vosotros me rendiréis culto por todos los siglos de los siglos"

Deslumbrado de tanta belleza, aturdido por las palabras de la Virgen María y
con la pena de abandonar el lugar y alejarse de la compañía de la Virgen, emprende el camino hacia la villa firmemente decidido a cumplir con la solicitud.
El Pastorcillo narró al Señor Cura y al Señor Alcalde, detalle a detalle, todo lo ocurrido y el deseo de la Aparición Mariana de la construcción de un templo en ese lugar. Las Autoridades, religiosa y civil, se ponen de acuerdo para que, debido a lo escabroso del terreno y el costo del levantamiento en ese enclave, se venerara y diese culto a la Virgen María en un lugar preferente del templo del pueblo. El pueblo se puso en camino hasta el lugar de la aparición, encontrando en el castillo la talla de la Virgen. Antes de proceder a su traslado hasta la Iglesia Parroquial, fue acordado buscar un nombre para el culto y adoración de esta advocación mariana: "Por estar el sitio éste, tan cerca del Castillo de Tormón, la llamaremos del Castellar, y de aquí en adelante será Nuestra Señora María Santísima del Castellar", y devotamente, en procesión, fue llevada la imagen hasta el templo de la villa.
A la mañana siguiente la talla de la Virgen no se encontraba en el lugar donde había sido depositada. Los villarrubieros, extrañados por su desaparición, anduvieron en su busca llegando hasta el lugar donde fue encontrada. Hallándola allí, el Señor Alcalde de la villa pronunció: "Yo presidente del pueblo, ordeno que entre nosotros podemos formar una comisión y salir a pedir por todo el pueblo limosna que cada vecino quiera dar, y con gran esfuerzo de trabajo allanaremos esta elevada montaña para construir aquí mismo el Santuario que le pondremos de nombre el Castellar de María " y así lo hicieron.


Historia de un segundo milagro hecha con la información de Don Manuel Lanzadera, sobre el hallazgo de la carita de la Virgen del Castellar.

Corrían los años amargos en los que la división de España desencadenó una cruel y sangrienta, para ambos lados, guerra civil. El enfrentamiento de hermanos contra hermanos , de por sí ya antinatura, generó odios y venganzas. La imagen de la Virgen del Castellar , que databa el siglo XI, también se vio envuelta en esos momentos de vorágine que sobrepasaba, con mucho, el adjetivo de tragedia.

"Dentro del segundo año de guerra, en los primeros días del mes de marzo, el Santuario de la Virgen de Castellar fue asaltado, despojando la imagen de la Virgen fue quemada en la puerta de su ermita, quedando éste convertido en una verdadera ruina.
El domingo día 16 de mayo de 1937 unos campesinos trabajaban en una finca muy cerca del Santuario del Castellar y entre las 11 y 12 de la mañana se desencadenó una terrible lluvia de agua temporal que les impidió, a estos campesinos, continuar con sus trabajos de labor. Buscando refugio entre las ruinas del Santuario, el obrero ML.de 42 años y vecino de Villarrubia de Santiago, encontró entre los escombros un papel que se dibujaba un Santo Cristo, al cogerlo, vio que debajo se encontraba la carita de la Virgen del Castellar. La cogió y se la guardó en un bolsillo, sin decir nada a sus compañeros de trabajo. Cuando regresó al pueblo por la noche, se la entregó a su madre, donde la conservaron en una cajita de cartón, muy reservadamente, hasta la terminación de la guerra, que entregaron al Ayuntamiento y todo el pueblo consideró en esto un enorme milagro."

Fue restaurada tal y conforme era, para reinar en el Santuario del Castellar, ofreciendo a todos los villarrubieros, sin ningún tipo de distinción ni rencor, su amparo, intersección y guía.


REPRODUCCIÓN DE UNA PINTURA DE LA PROCESIÓN DE LA ENTRADA EN LA ANTIGÜEDAD

"ACTA EXTRAORDINARIA del 19 de Septiembre de 1885 - Reunidos los individuos de la Junta Directiva bajo la presidencia del Sr. LUCAS ESCOBAR, acordaron.
.— Que en atención a haber desaparecido el cólera y haberse cantado el Te-deum, se celebre la función de LA VIRGEN el día 4 de Octubre y la entrada el día 2, para lo cual se llevará a LA VIRGEN al Humilladero en la madrugada del mismo día."

Te-deum (latín: 'A ti, Dios', primeras palabras del cántico)


La Imagen de la Virgen fue sacada procesionalmente en el año 1.868, en rogativa, implorando la lluvia para el campo.
En 1.920 volvió a trasladarse procesionalmente la imagen de la Virgen desde el Santuario al pueblo, por la misma circunstancia.
Y en ambas ocasiones cesó la sequía y tanto el pueblo como el campo, agotado y seco, se salvaron.


Las Fiestas en honor a nuestra patrona, se celebran desde el 5 de septiembre hasta el 10 del mismo mes.

"No permitan que la indiferencia y la apatía puedan deteriorar este sagrado patrimonio que ha de ser la base para la promoción de la dignidad humana y espiritual de todos los hombres y contribuye sin regateos, cuanto sea menester para que Villarrubia, desterrando toda discordia o diferencias, en un apretado haz de corazones pueda legítimamente proclamar el único y verdadero origen de sus Fiestas: LA VIRGEN DEL CASTELLAR."

1930
1936
1941
1950





Una Mezquita - La iglesia de San Pedro

 

Ermita de San Pedro antes de su restauración.

Desde muy joven me ha llamado la atención el edificio de la iglesia de San Pedro, cada vez que subía o bajaba por la calle "El Cristo", no podía dejar de mirar y fijarme en cada una de sus piedras,sus puertas, sus veletas en realidad el templo en su totalidad me intrigaba y desde luego los símbolos grabados a ambos lados de unas de las piedras que marcan el único ángulo libre de la iglesia: las llaves de San Pedro, en la cara que da a la calle "El Cristo" y, una cruz, en la fachada que mira a la plazuela de "San Pedro".

Para empezar tenía que saber el significado de estos grabados, ¿porqué se habían molestado en labrarlos en la piedra? Las llaves, está claro se refieren al santo que da nombre a la iglesia. Pero, ¿y la cruz que significado podía tener? Los primeros datos sobre ella son fáciles de localizar, se trata de la Cruz Pometeada. Esta es una cruz latina con pomos en sus extremos que asemejan manzanas, fruto que representa la fe cristiana y símbolo de autoridad; los obispos la lucían en sus báculos y representaba San Miguel Arcángel, defensor del pueblo de Dios contra los demonios.

Llaves de San Pedro grabadas en la fachada lateral.

También podemos ver en lo alto de su tejado como se levantan de forma majestuosa dos hermosas veletas, estas llevan en el centro de sus flechas cruces de la Orden del Temple. Sin duda vivimos en tierras donde esta orden estuvo afincada. ¿Os acordáis? las salinas de Villarrubia pertenecieron a los templarios, uno de los parajes más ricos de nuestro término y nuestra iglesia llevan el mismo nombre San Bartolomé o San Bartolo (este es uno de los santos mas venerado por el temple), estos son datos muy importantes y que dan por hecho su relación con nuestro pueblo. Después de las conquistas cristianas se procedió a la entrega de tierras a quienes intervinieron en la campaña, esta orden participó de forma muy activa en la Reconquista. Es posible que los templarios estuvieran relacionados con este templo, plasmando su huella en las veletas (perfectamente pueden ser las originales de aquella época).

La iglesia de San Pedro, está construida en manipostería y ladrillo, de estilo aparentemente mudejar popular toledano.

Y por último la incógnita más grande, su orientación, hacia el Sureste, algo rarísimo pues las iglesias están orientadas hacia el Este, el sol naciente. La orientación de la iglesia de San Pedro indica que mira hacia la Meca, como lo hacen los templos musulmanes, las mezquitas.

Cuando se habla de que la cruz Pometeada representa a San Miguel Arcángel como defensor de la fe cristiana ante los demonios, ¿quizás se refiere a los infieles (los moros) ya que durante ocho siglos la Península Ibérica quedó dividida entre el Cristianismo y el Islam, intentando expandir el Corán, construyendo sus propios templos para practicar sus rezos. La cruz Pometeada se convirtió en el "sello" que confirmaba que el templo musulmán ya no lo era, considerando a San Miguel Arcángel defensor de las portadas de los templos cristianos, justo ahí es donde está labrada esta cruz, en la portada de San Pedro. No olvidemos que Villarrubia estuvo poblada por árabes, estos en la organización social eran la élite del poder político y social. En el año 930, toda España se encontraba bajo dominio musulmán, contando la Península Ibérica ya con 700 mezquitas. Esta cruz la podemos ver en Toledo, en los muros de su catedral y en muchos más edificios religiosos relacionados en algún momento con los musulmanes, pero donde mas Cruces Pometeadas existen es en Andalucía, concretamente en el último resquicio moro, Granada. La encontramos en el famoso mirador de San Nicolás, en el Sacromonte y en muchos mas lugares representativos de la cultura musulmana en esta ciudad.

Cuz Pometeada grabada en la fachada principal


En el 1204, el priorato de Uclés ya poseía en Villarrubia propiedades, entre ellas su iglesia. En España perviven más mezquitas de este tipo, en las provincias de Castellón y Menorca, mezquitas muy pequeñas, con estructura muy sencilla de unos 60m2 de una sola nave que eran construidas por los vecinos de la aldea. En el caso de que tuvieran arquerías estas eran destruidas para convertirlas al cristianismo, aunque en algunos casos se limitaban a pintar sobre el yeso de sus paredes rayas rojas. Las fachadas solían estar orientadas al patio (lugar de purificación antes de la oración) ¿es posible que la plazuela de San Pedro fuese el patio de nuestra mezquita? Al carecer estos modestos templos de minarete, el Imán llamaba a la oración desde el tejado de estos. Enfrente de la entrada estaba el muro de la qibla, y ahí debía de estar el mihrab (más tarde sería el altar mayor), desde aquí el Imán dirigía la oración. Ya como iglesia en lo alto de la fachada principal había una espadaña con una pequeña campana y una hornacina con la imagen de San Pedro.

El manuscrito árabe que aparece escondido en una casa de la calle Empecinados y que data del año 1412 puede estar relacionado con nuestra mezquita, pues estas tenían funciones que iban más allá de las religiosas. Eran centros de reunión de vecinos donde se planteaban cuestiones que les preocupaban. También existían libros al servicio de los vecinos normalmente donados por sus autores. Este manuscrito trata sobre el culto a su Dios, contratos, y herencias entre otros actos más. Al terminar la Reconquista, por orden del Cardenal Cisneros, hubo una destrucción masiva de libros árabes, con el fin de apagar cualquier rescoldo musulmán, quizás es entonces cuando se esconde el manuscrito para evitar su destrucción. Tras la Reconquista solo una pequeña parte de estas mezquitas han sobrevivido convirtiéndolas en ermitas o iglesias tanto en el ámbito rural como en las ciudades.

Más tarde y ya como templo cristiano se convierte en una capellanía, esto es un beneficio eclesiástico de origen medieval con obligación de misas y que cede la Iglesia a personas de la nobleza y acaudaladas que habían colaborado con esta institución en obras pías, estando a su cargo un capellán. Este beneficio lo otorgaría el Priorato de Uclés, dando fe de ello las cruces de la Orden de Santiago que lucían en el interior de la iglesia. Esto pudo ocurrir en el siglo XVI cuando Villarrubia toma el apellido de Villarrubia de Uclés. Es posible que a través de algún antepasado, don Fernando Patiño, Marques de la Corona, heredara esta iglesia respetando la capellanía con sus actos religiosos hasta principios del siglo XX.

A principios de los años treinta, quizás este fué el primer recinto privado donde se ve cine mudo en Villarrubia, "el salón de la marquesa". Contratado por doña Paula venía de Ocaña el "tío que echaba el cine". Aquello era digno de ver, la mayoría de los espectadores no sabían leer, rápidamente cundía el nerviosismo cuando salían los rótulos de la película, pidiendo a voces "que lo espriquen, que lo espriquen", al proyeccionista le gustaba el "traguito y cuando se le recalentaba el labio y espricaba" resultando el argumento de la película bastante mas ameno y gracioso que el original. Una de las primeras películas que se vieron en Villarrubia fue Tarzán de los monos.

Después de la Guerra Civil, la iglesia de San Pedro se convierte en depósito del Servicio Nacional del Trigo. Tanto antes como después de la guerra se celebraban "bailes" para la gente moza pero, ¡ojo! las madres de las chicas estaban allí sentadas todas juntas vigilando su decencia.
Ya en los años 50, pasa a encargarse Antonio Marcitllach (el marquesito) del local y de las actividades que allí se organizaban, cine, teatros, musicales y demás eventos. Hay tantas anécdotas para recordar, igual entraba en escena un borrico, que se dormía el apuntador, que lo mismo se montaba la película del revés.

Posteriormente y hasta la actualidad, se convierte en un bar de copas, el "Tabacua".

Llegado a este momento y como creador de este blog, es de mi interés añadir una reflexión personal o más bien hacer un par de preguntas sencillas, aunque el edificio haya sido reformado externamente, ¿podemos decir que estamos preservando debidamente nuestra historia?, ¿qué nos queda y que hemos hecho para preservar la estructura y detalles del interior del edificio?

Imagen actual





Fuente:  
Libro de Fiestas 2014-Palmira

Nuestras minas


Minerales: Sal, Glauberita y Thenardita.

Geológicamente pertenecen al mioceno lacustre, o sea, depósitos lagunares de la meseta correspondiente a la época Terciaria.

Los datos más antiguos se encuentran en la biblioteca del IGME (Instituto Geológico y Minero de España), donde vemos que las Salinas de Villarrubia de Santiago, pertenecieron en tiempos a los Caballeros Templarios. Durante milenios el negocio de la sal representaba rique­za; y si por algo se caracterizaban estos caballeros era por sus buenas dotes de comerciantes, llegando a ama­sar grandes fortunas y mucho poder.
                                      
Según la opinión de expertos en el tema, es una posi­bilidad muy razonable, que el apellido de nuestro pue­blo, Santiago, esté relacionado con las Salinas, pues estas al desaparecer la Orden del Temple pasaron a ser propiedad de la Orden de Santiago.
Igualmente es razonable y se puede decir que el nombre de nuestra parroquia, San Bartolomé, y el nombre del paraje, que conocemos como San Bartolo, se lo debamos a los Templarios, ya que la advocación a este santo, es propia de dichos caballeros, incluso La Cueva de la Hiedra tiene claros rasgos templarios. Estos personajes dejaron notables huellas de su paso por nuestro pueblo.

La Orden de Santiago, hace donación de las salinas al rey Felipe IV, for­mando desde entonces parte de la corona.


Vista de El Castellar desde el paraje donde hoy está la mina - 1940

Minas El Castellar 1944

Más tarde el químico alemán Juan Rodolfo Glauber (1604-1668} descu­bre las propiedades medicinales del sulfato sódico, conocido más tarde como Sal de Glauber (Glauberita), descubierta en Villarrubia de Santiago. Nuestro pueblo es conocido en el mundo por el hallazgo de este mineral en sus tierras.
                                                    
Años más tarde, en 1699, aparece la enfer medad llamada "Cólico de Madrid", considerada como francamente penosa para las personas que la padecían, haciendo estragos en la población de esta ciudad.


 Detalle de la galería

La Glauberita, fue un medicamento que jugó un gran papel, a la hora de combatir esta enfer­medad, por su poder laxante, suave e inofensivo.
La explotación de nuestras minas, ha sido bastante irregular, pero no obstante no dejan de aparecer dados curiosos, como que en el 1756 en el catastro del Marqués de la Ensenada, se habla de las salinas de Villarrubia como "Salina Pérez" propiedad del rey, que produce 50.000 reales de utilidad.

Además de usarse en medicina, el famoso mineral de nuestro pueblo, también se emplea en la fabricación de finas porcelanas, tan importantes para los gobiernos de la época. Así a finales del s.XVIII y principios del XIX se IIevaban sales de Villarrubia de Santiago a la antigua Fábrica de Porcelana del Buen Retiro, para mezclarlas con el caolín y así obtener una fina y valiosa porcelana.

En el 1808, Dumeril (famoso naturalista francés) recoge muestras del mineral de Villarrubia y Brongniat, ingeniero de minas y director de manufac­turas Sevres (conocida porcelana francesa) lo describe. El interés de estas per­sonas por este mineral, era con su ayuda conseguir una buena porcelana.


                                                         Glauberita
                                                         Thenardita

Tal era la competitividad que existía entre España y Francia, que una de las prioridades de Napoleón cuando llegó a Madrid con sus tropas, fue des­truir la Fábrica de Porcelana del Buen Retiro.

Y por último, y no por eso menos importante sino, todo lo contrario, hablamos de la Thenardita. Este mineral debe su nombre al ingeniero francés Thenard que fue quien lo descubrió en Espartinas en 1826. Se trata de un sulfato sódico anhidro el cual se presenta en color blanco y azul, siendo este último color el de mayor pureza. Este mineral también se extrae de las entrañas de nuestras tierras, y su pureza es extraor­dinaria e inigualable, así mismo es la única mina de este mineral que tenemos en España, siendo declarada en la Exposición Internacional de Londres, en 1927, como una de las más importantes de Europa.


Plano de la mina "La Victoriosa" 1887

En el año 1872 las minas de Villarrubia de Santiago se vendieron en subasta pública, siendo su comprador don Manuel Sotomayor. A partir de aquí existe un registro de minas donde podemos ver los nombres de distintos yaci­mientos de nuestro pueblo

Mina Perla del Tajo - 1879
Mina Segunda Perla - 1879
Mina La Victoriosa - 1887
Mina Virgen del Castellar - 1896
Mina Sulfatara de Valdajos-1899
Mina La Concha-1900
Mina Pilar y Aurelia- 1901
Mina San Claudio

Después de este registro no aparecen más datos de las minas de nuestro pueblo, hasta los años 40 que llega al pueblo una empresa interesada en explotar las minas, pero no lo consiguen por falta de medios y presu­puesto.
Ya en el año 1947 llega la empresa APROSA, que comienza la explotación con más éxito que la anterior, seguidamente USE, FORET y ya en nuestros tiempos SAMCA.

Los filones de los minera­les de Villarrubia están consi­derados como inagotables.


Vista general del complejo. Al fondo el Santuario de Ntra.Sra.


Decantador de Kestner


Minas de El Castellar desde el Santuario

  
Año 1950


1968



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Música: Víctor Manuel “La planta 14”

Un hospital para los pobres.



En Villarrubia de Santiago allá por el siglo XVI existía un hospital que estaba situado en el centro del pueblo, exactamente en la calle Prim n°10 . Este hospital nace de la mano de don Juan de la Puerta natural de Villarrubia, aunque afincado en Madrid.

Este buen señor crea la fundación que lleva su nombre "Fundación Juan de la Puerta" edificando seguidamente este hospital y así asegurar la asistencia y curación de los enfermos pobres de nuestro pueblo, acogiendo además a enfermos transeúntes.

Antiguo Hospital Cristo de la Salud - Imagen 1940

Don Juan dispuso que a todos aquellos enfermos que pasaran por este establecimiento se le daría doce onzas de carne para la comida, pan, aceite y postre, además de nieve en el verano para mantener la comida y refrescos que necesitara el paciente, incluso si hiciese falta se echaría la mejor gallina del corral al puchero, todo para su mejor recuperación, a los enfermos transeúntes se les atendía igualmente, facilitándoles el traslado a su domicilio y casa.
De la administración de este Hospital de Beneficencia Privada se encargaban, dos patronos, por señalación del fundador el cura párroco y el alcalde con un administrador que debía rendir cuentas al Visitador Eclesiástico.

Todo fue posible gracias a la generosidad de don Juan de la Puerta y su mujer doña Teresa Mudarra, que al no tener descendencia dejan todos sus bienes a este Santo Hospital.
Por otra parte el 17 de Febrero de 1756 el Licenciado don José Sánchez del Corral, villarrubiero de nación, Presbítero y Racionero de la Catedral de Toledo deja cuantos bienes posee en Villarrubia. al hospital y así socorrer igualmente a los más pobres del pueblo.

Al paso de los años los recursos de los que disponía esta institución van reduciéndose considerablemente agravando seriamente la situación económica del hospital.
El hospital en la Guerra de la Independencia, sufre el saqueo por las tropas francesas el 16 de Abril de 1809 a su paso por Villarrubia “quemando y destrozando todo los enseres, muebles y ropas, llevándose incluso todo lo que consideraban de valor del hospital, aquello fue desolador”, Saturnina Martínez Nieto, hija del anterior hospitalero Gabriel Martínez, hace estas declaraciones sobre este expolio.
Para colmo de males el Estado vende parte de los bienes rústicos y urbanos comprometiéndose con una Lamina de Deuda a pagar al hospital los intereses acordados. En el año 1835 el Estado deja de pagar dichos intereses. Resultando Insostenible la situación del centro. En 1861 ya no le queda al Hospital bien alguno.
El Ayuntamiento poco después se hace cargo del hospital. Para evitar el cierre de este incluyendo en sus presupuestos la cantidad de 250 pesetas para su mantenimiento.Es entonces cuando los administradores y el municipio piden a la Junta Provincial de la Beneficencia y al Ministerio de Gobernación la recalificación del Hospital de Beneficencia a llamarse Hospital Municipal.
El 19 de Junio de 1876 por Orden de su Majestad Alfonso XII esto se hace realidad.

¿Quizás fuera entonces cuando en 1878 empieza a funcionar el Hospital Cristo de la Salud, que actualmente conocemos?
Hay que tener en cuenta que los dos problemas más serios para las autoridades de la época eran la escasez de medios sanitarios y la pobreza. Así la media de vida en España a finales del siglo XIX era de 29 años muy por debajo a la europea. Los hospitales solo atendían a la clase pobre.
A este tipo de hospitales también se les llamaba hospital-asilo. Atendiendo a los ancianos pobres hasta su muerte pagando el entierro y la caja al hospital.

Entre los años 1898 y 1918 el encargado del hospital fue don Antolín Rodríguez Garrobo. Tras su dimisión entra a ocupar su lugar como hospitalera doña Pilar Bobito Medina con su marido don Julián y la sobrina de esta María Bobito Amores.

El 27 de Abril de 1937 en plena Guerra Civil se confecciona un inventario sobre el Hospital Municipal, como dato curioso vemos que éste está valorado en 35.000 pesetas.

Tras la contienda y después de morir "la tía Pilar' entran como conserjes del nombrado Hospital Municipal doña Benedicta Roldan y su esposo don Julián Guerra más conocidos de entre los villarrubieros de nuestros días como "la tía Beneda la del hospital y el tío Julián el de la báscula".

Beneda se encargaba del mantenimiento del hospital y en el cementerio era la encargada de cavar las sepulturas cuando había difuntos, recibiendo por ello una "atención" por parte de los dolientes sin más remuneraciones, la recompensa al igual que el resto de los hospitaleros era vivienda gratis. Julián debido a su minusvalía no podía hacer muchos trabajos que requirieran esfuerzo físico. En 1955 instala el ayuntamiento una Bascula-Puente, es entonces cuando "el tío Julián" le nombran encargado de la misma, cobrando 8 duros al mes ¡toda una fortuna! Ya en 1975, después de 35 años de servicio dejan el hospital y el resto de trabajos. Ellos fueron los últimos hospitaleros de la historia de este edificio.

"Tía Beneda y tío Julián" con sus hijos

Cómo no dedicar un recuerdo a la señorita Celeste, misionera seglar que venía de vez en cuando a Villarrubia para entretener y enseñar cánticos y labores femeninas a las chicas del pueblo. Se alojada en el hospital y alimentándose gracias a la caridad de los villarrubieros.

Otros muchos misioneros nos visitaron en numerosas ocasiones los Padres Jesuítas y los Redentoristas todos celebraban sus reuniones en salas del hospital revolucionaban el pueblo con sus actividades entre la gente joven esta vez para todos chicos y chicas.

Los dos últimos enfermos que ingresan en esta entidad fueron en el año 1948 un niño de 8 años de edad Julián Castaño hijo de doña Paula Ortiz en Villarrubia era más conocida como "mollejas' que a consecuencia de ser atropellado por un camión en la plaza del pueblo es llevado al hospital para evaluarle los daños sufridos y desgraciadamente fallece allí mismo.
El siguiente paciente fue una niña Hilaria Castaño "cibora' ese es su apodo, su enfermedad no era otra cosa más que anemia causa del hambre que sufría recomendando don Jenaro y el señor Andrés su hospitalización inmediata. Su hermana Cándida iba a pedir comida a las casas "grandes" para ella, pues facultativos el único tratamiento que aconsejaban era comida.

Transformación en colegio - En el año 1967 aparece en Villarrubia doña Rosa y su marido. Este matrimonio era propietario de un colegio en Madrid con el nombre de Sagrado Corazón de Jesús. Doña Rosa era licenciada en Letras impartiendo las clases con un equipo de profesores contratados por ella misma. Eran clases particulares para Ingreso, Bachiller y Selectividad. El precio de estas era de 1000 pesetas en los meses de buen tiempo y 1100 en el invierno por la calefacción. Esto termina en el año 1974. Doña Rosa pasa a trabajar en lo que empezaba a ser instituto Alonso de Ercilla de Ocaña.

También nuestra patrona estuvo de forma casual y por poco tiempo "hospedada" en el hospital, debido a las obras efectuadas en el Castellar se quiso simular la procesión del día 6 de Septiembre, arreglando y adornando a la Virgen en la capilla del Cristo de la Salud.

Más tarde en 1978 el hospital vuelve a convertirse en colegio esta vez público. Al hundir las escuelas "viejas" surge la necesidad de repartir a los niños por el pueblo para poder seguir dando clases durante los dos años que duran las obras de las nuevas escuelas.

El hospital disponía de una capilla donde se encontraba la imagen del Cristo de la Salud de esta imagen no ha aparecido documentación alguna pero después de preguntar a bastantes personas mayores del pueblo coinciden en que esta imagen es anterior a la guerra civil recordando cómo se subía el Miércoles Santo al Cristo en procesión para Semana Santa cantando durante el recorrido el cántico "Cantemos al amor de los amores". No es el caso del hermoso retablo que lucía detrás del Cristo de la Salud, este fue un regalo de don Femando Sánchez-Escribano siendo alcalde de Villarrubia allá por los años cincuenta.

Ya por ultimo y después de una importante reforma en el Hospital Municipal se inaugura el 8 de Mayo de 2003 un "Centro de Formación", trabajando en este Centro diez personas en distintos horarios, prestando servicios a ocho pueblos de la Comarca de Ocaña.

Actualmente el edificio ha sido transformado en un gimnasio de usos múltiples.





Música: Piano Sonata No. 12 In F Major K. 332 - Baby Mozart

Fuente: Palmira- Programa de Fiestas 2013

Accidente de aviación de 1928




El 21 de marzo de 1928 aparecen en los periódicos titulares como este y similares dando la noticia del grave accidente de aviación ocurrido en Villarrubia de Santiago.
En más de ocho publicaciones, se explica cómo ocurrió esta desgracia con todo lujo de detalles, era una noticia importante.

En el periódico "La Libertad" se podía leer:

El gran accidente de aviación que ha costado la vida al Capitán de Caballería don Vicente de la Lastra Soubrier se supo en el Aeródromo de Cuatro Vientos por un telegrama recibido desde Villarrubia de Santiago, diciendo que en el término municipal de este pueblo había aterrizado violentamente un aeroplano que quedo prácticamente destrozado y muerto el piloto.
A pesar de ello el jefe del aeródromo dispone que inmediatamente saliera para el lugar del suceso un coche ambulancia con personal facultativo por si todavía se le podía prestar auxilio, desgraciadamente todo fue inútil pues el piloto había fallecido en el acto.

En Marzo de 1928 la situación del capitán de la Lastra era como agregado al Servicio de Paracaídas, encomendándole a el, como jefe de escuadrilla, la misión de hacer la ruta Cuatro Vientos (Madrid) - Los Alcaceres (Murcia) tripulando el aparato Martinsyde F4 "Buzzard" B-14 nº3.

Esta misión se debía a un curso de aviación que estaban llevando a cabo en Cuatro Vientos, participando también cuatro aviadores peruanos y uno chileno.

El Capitán de la Lastra nació el 5 de Abril de 1897 en Valladolid habiéndose formado en la Academia Militar de Caballería de esta ciudad.


                                      Imagen del antiguo aeródromo de Cuatro Vientos

Eran las once y media de la mañana de aquel fatídico día 20 de Marzo, cuando Virgilio de Gracia Rodríguez se encontraba arando con su yunta cuando vio que venía un aeroplano en dirección al pueblo por el camino del "Marcóte" , paralelo a la carretera de Colmenar de Oreja y Urda (actualmente a esta carretera la llamamos "carretera de la Estación"), el aparato volaba en circunferencia sin producir ruido ninguno, consiguiendo aterrizar, las ruedas anduvieron unos cien metros hasta que la parte delantera se clavó en el terreno y entonces el aparato dio vuelta quedando las ruedas arriba y el piloto atrapado bajo el aeroplano. Virgilio observo como el desafortunado aviador agitaba el brazo de atrás hacia delante como si le quisiera animar a que se acercara a él y así poderle socorrer. Este hombre salió corriendo sin dudarlo y cuando llegó al sitio donde estaba el aparato, se dio cuenta que el piloto no daba señales de vida, viéndosele solamente los brazos.

Llegaron más personas, pues hasta el tren que pasaba en ese momento por allí paró, algunas de ellas bajaron e intentaron aprovechar la ocasión, cogiendo lo que no era suyo, Virgilio no lo consintió y enseguida entre todos sacaron al capitán de debajo del aeroplano con el fin de auxiliarle, creyéndolo muerto, pensó que lo primero que había que hacer era dar cuenta a las autoridades del pueblo.

Asi lo manifiesta Virgilio en su declaración jurara, y así lo firma delante del juez. El mismo día del accidente, a las tres de la tarde se convoca un pleno extraordinario en el Ayuntamiento de Villarrubia, bajo la Presidencia del señor alcalde don Julián Escribano Granados, para dar cuenta del accidente de aviación ocurrido en el sitio denominado "El Llano "al valeroso Capitán de nuestro Glorioso Ejercito Español, habiendo dado cuenta de lo ocurrido al Capitán General de la Región y demás autoridades, informando que el cadáver del Capitán de la Lastra había quedado instalado en la capilla principal del cementerio, velándole los empleados del ayuntamiento y cuantas personas se ofrecieron a ello. Además acuerdan, que en caso de ser inhumado el cadáver de dicho señor en el pueblo el Ayuntamiento, costeara todos los gastos a que ascienda para un entierro de primera, tramitando y haciéndose cargo de todo lo relacionado con las gestiones necesarias para comprar la parcela de terreno necesaria para la colocación de una cruz «la cruz del aviador» (tan famosa en nuestro pueblo y punto de referencia en el término de Villarrubia, en recuerdo del momento). Más tarde se le pone el nombre de Capitán de la Lastra a una de las calles más importante del Villarrubia, esta nace justo en la casa donde vive "el tío Moreno Linares "más adelante tiene su casa "el tío Julián Jeropis y su mujer" la Aurelia Escarchas "y mas adelante viven Quintín "Chipurre"y "la Mari Carmen "la de el tío Goyo" junto con otros vecinos más.

Una vez instruidas las diligencias oportunas, el cuerpo del Capitán de la Lastra, llega sobre las once de la noche al Hospital Militar de Carabanchel (actualmente Gómez Ulla), allí le practican la autopsia.
A consecuencia de llevar el cinturón de seguridad flojo y capotar el avión, éste lo atrapa contra el suelo, produciéndole una fractura en la base del cráneo, motivo de la muerte, además de multitud de pequeños cortes por todo el cuerpo. Al examinar los restos del aparato, los mecánicos llegan a la conclusión de que el motivo del accidente fue la falta de presión en la gasolina, pues el motor no estaba manchado de aceite.

No existen fotografías de esta tragedia, debido a la gran distancia entre Cuatro Vientos y Villarrubia de Santiago.
Ya instalada la capilla ardiente en este hospital, durante toda la noche preside el velatorio el Infante don Alfonso de Orleans, el Capitán General de la Región Barón de la Casa Davalillo, el Comandante Ramón Franco entre otros muchos mas cargos relevantes, además de su padre el Teniente Coronel Ricardo de la Lastra, sus dos hermanos y un cuñado. La vida militar de este oficial fue tan corta como brillante dentro y fuera de la península, colmada de condecoraciones, distintivos e insignias. El día de su muerte el Capitán de la Lastra tenía treinta y un años.
Al día siguiente el cortejo fúnebre se dirige a la Estación de Ferrocarril del Norte donde despiden al Capitán de Caballería que es trasladado en tren hasta su Valladolid natal. Donde le espera su esposa doña Milagros López Pérez, hija del conocido Catedrático en Medicina don Leopoldo López García (profesor de Ramón y Cajal). El entierro fue oficiado por el señor Procursor (este es en ocasiones, representante del señor Obispo), como dato curioso decir que el coste del entierro ascendió a cuatrocientas pesetas, cuando los más sencillos valían entre dos o tres pesetas.Su matrimonio fue breve pues solo estuvieron casados tres años, no tuvieron hijos.

Doña Milagros rezando en la cruz un 23 de sept. de 1965

Doña Milagros se sentía tan agradecida a Villarrubia que en repetidas ocasiones hizo obsequios de gran valor a nuestra Iglesia, como fueron un bonito cáliz, una hermosa custodia, que actualmente se pasea en procesión el día del Corpus ,donde esta engarzada la pulsera de pedida de doña Milagros y un valioso sagrario que luce en nuestro templo.

Doña Milagros muere en la Residencia Benito Menni de Valladolid el 24- Noviembre 1979 a los 81 años.

Todos estos datos y muchos más se encuentran archivados en la Biblioteca Municipal.

Este trabajo a sido posible gracias a la colaboración de: el Teniente Coronel Majada, Rosalía Martínez Pérez Directora del servicio Histórico y Cultural del Ejército del Aire y por supuesto a los villarrubieros/as que con su ayuda han hecho posible esta investigación.