Presentación
La obra de Milagros Rivera se enmarca en este movimiento historiográfico. La presente monografía, estructurada y desarrollada con arreglo a técnicas de la investigación histórica y antropológica, estudia en profundidad la Encomienda, el Priorato y la Villa de Uclés, desde fines del siglo XII hasta principios del XIV. En ella se trazan los límites del señorío santiaguista de Uclés, que ejerció su dominio directo sobre numerosos pueblos de La Mancha y de las tierras de Cuenca y llegó hasta Huélamo por la Serranía y hasta los límites de Albacete, la sierra de Cazorla y Consuegra por la frontera musulmana. Este señorío tuvo también intereses directos e indirectos con otros puntos de la Península Ibérica e incluso en Francia y en Tierra Santa.
Páginas 95-96
.....En agosto de 1182 cambiaron los santiaguistas a la Orden de Calatrava la villa de Ocaña por cien maravedís anuales de renta en las salinas de Espartinas. Esta adquisición redondeaba, aunque sólo fuera temporalmente, el señorío de Uclés en el borde septentrional de la Mancha. Se incorpora la villa íntegramente, que poseía además castillo, y estaba compuesta de población mayoritariamente cristiana. Alfonso VI la había ganado en el siglo anterior pacíficamente; por ello la población musulmana y mozárabe anterior persistió en un principio, pero su pérdida en 1108 y reconquista ulterior por las armas de Alfonso VIII determinaron la expulsión de los musulmanes y su repoblación en 1156 a fuero de Oreja.
Ocaña no tardó en convertirse en encomienda independiente con dominio propio, dejando con ello de formar parte de la encomienda de Uclés, cuyo comendador conservó sobre sus habitantes tan sólo algunos derechos señoriales; por ejemplo, en el cobro de portazgos. En 1226 aparece citado documentalmente un comendador de Ocaña, pero el cargo se había constituido con toda probabilidad ya antes de esa fecha. Ocaña fue, pues, aunque por poco tiempo, la primera villa completa que los comendadores de Uclés incorporaron a su señorío.
Tres años después, en febrero de 1185, el mismo comendador Pedro Franco acordó con la dama toledana doña Orabuena y con sus cuatro hijos María, Gracia, Urraca y Gonzalo González— la división por mitad de las villas de La Cueva y Villandín. Se trataba de una adquisición importante, mediante la cual la encomienda de Uclés llegó por primera vez a las tierras feraces de la vega del Tajo, posesionándose de un territorio ya poblado, en que la explotación del suelo estaba en marcha y que estaba equipado con instrumental técnico que lo hacían doblemente apetecible.
La Cueva y Villandín están situadas al oeste de Ucles, a ambos lados del Tajo, en el término que actualmente pertenece a Villarrubia de Santiago. La Cueva limita al este con Villandín y fue poblada por los frailes santiaguistas probablemente hacia 1180, por lo que el comendador Pedro Franco podía atribuirse sobre ella ciertos derechos. Villandín, por su parte, había sido otorgada "pro bono et fideli servitio" en 1155 por Alfonso VII al alguacil de Toledo Gonzalo, marido que fue de doña Orabuena y padre de los cootorgantes María, Gracia, Urraca y Gonzalo González.
Los de Uclés habían llegado a una situación de conflicto sobre los respectivos derechos en la zona que ocupaban ambas villas con doña Orabuena y sus hijos, familia toledana de alcurnia emparentada con el juez de Toledo Esteban Illán, hijo probablemente del que fue alguacil de esa ciudad entre 1166 y 1168. Es esa situación conflictiva la que trata de resolver el documento de 1185, y puede afirmarse que la solución fue favorable a Uclés: se dividen por mitad ambas villas, y doña Orabuena y sus hijos no podrán donar su parte más que a los santiaguistas. quienes por lo demás se reservan derecho de prioridad en caso de venta, circunstancias ambas que a la larga favorecerían a una instítución concebida en cierta manera como inmortal. Esta operación proporcionó a Uclés propiedades que iban a mantener durante mucho tiempo en su poder. Participó también en ella el prior de Uclés Fernando Pérez y, al parecer, Villandín - completa - quedó finalmente bajo su dependencia.
Protegían a estas villas los castillos de Alboer y Biedma......
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......Por último se anexionó al convento de Uclés en el siglo XIII otro núcleo de propiedades al sur del Tajo y en su ribera, no lejos de Ocaña, formando un señorío que comprendió las localidades de Villarrubia de Santiago, Biezma y Villandín. Villarrubia, llamada en el siglo XVI Villarrubia de Uclés, está situada en el borde más septentrional de la Mancha, entre Santa Cruz de la Zarza, Villatobas, Ocaña y Colmenar de Oreja. Biezma y Villandín forman en la actualidad parte de su término; el primero de ellos poseía en el siglo XII un castillo, el segundo, situado a ambas márgenes del Tajo, se lo había anexionado parcialmente la encomienda de Uclés en 1185.
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......Por último se anexionó al convento de Uclés en el siglo XIII otro núcleo de propiedades al sur del Tajo y en su ribera, no lejos de Ocaña, formando un señorío que comprendió las localidades de Villarrubia de Santiago, Biezma y Villandín. Villarrubia, llamada en el siglo XVI Villarrubia de Uclés, está situada en el borde más septentrional de la Mancha, entre Santa Cruz de la Zarza, Villatobas, Ocaña y Colmenar de Oreja. Biezma y Villandín forman en la actualidad parte de su término; el primero de ellos poseía en el siglo XII un castillo, el segundo, situado a ambas márgenes del Tajo, se lo había anexionado parcialmente la encomienda de Uclés en 1185.
Ignoramos cómo pasaron al dominio del priorato. Sabemos que en 1204 Biezma y Villarrubia estaban ya en su poder: se los había empeñado el convento a don Lope de Varea y a su mujer doña Sancha Pérez de Azagra por 500 maravedís chicos; se comprometieron éstos en 1204 a devolver las villas a la Orden en caso de que ésta no las rescatara antes de su muerte, quedando los quinientos maravedís como cuota por sus almas. Doña Sancha era hija de Pedro Fernández de Albarracín, al parecer hijo ilegítimo de Fernando Ruiz, segundo soberano de Albarracín.
Las propiedades santiaguistas de Villarrubia, Biezma y Villandín quedaron durante la mayor parte del siglo XIII vinculadas a esta familia. Eran propiedades de las que se podían esperar buenos rendimientos. En 1204 don Lope de Varea poseía en ellas viñas, campos de cereal, caballos, bueyes, vacas y esclavos sarracenos; unos años más tarde se habla de la existencia en ellas de prados, huertos, dehesas de conejos y de río. El equipamiento técnico era también de interés: ya en 1185 Villandín poseía una presa y molinos en el Tajo y los frailes proyectaban la construcción de una nueva azuda, sin duda para la instalación de otro grupo de aceñas. En 1242 la Orden cobraba en este señorío diezmo sobre los corderos, los quesos y la lana.
El maestre Fernando González de Marañón dio en 1207 parte de Villarrubia a veinticinco pobladores, les concedió el fuero de Ocaña y fijó los límites entre la parte que quedaba en poder del convento de Uclés y las nuevas roturaciones. No parece que esta introducción de población cristiana supusiera la desaparición de los antiguos sarracenos, que aparecen todavía citados en Biezma y Villarrubia durante el maestrazgo de García González (1214-1217/ 1222-1224) en documento de fecha incierta por el cual doña Sancha Pérez de Azagra recibió esos dos lugares en prestimonio vitalicio.
Las propiedades santiaguistas de Villarrubia, Biezma y Villandín quedaron durante la mayor parte del siglo XIII vinculadas a esta familia. Eran propiedades de las que se podían esperar buenos rendimientos. En 1204 don Lope de Varea poseía en ellas viñas, campos de cereal, caballos, bueyes, vacas y esclavos sarracenos; unos años más tarde se habla de la existencia en ellas de prados, huertos, dehesas de conejos y de río. El equipamiento técnico era también de interés: ya en 1185 Villandín poseía una presa y molinos en el Tajo y los frailes proyectaban la construcción de una nueva azuda, sin duda para la instalación de otro grupo de aceñas. En 1242 la Orden cobraba en este señorío diezmo sobre los corderos, los quesos y la lana.
El maestre Fernando González de Marañón dio en 1207 parte de Villarrubia a veinticinco pobladores, les concedió el fuero de Ocaña y fijó los límites entre la parte que quedaba en poder del convento de Uclés y las nuevas roturaciones. No parece que esta introducción de población cristiana supusiera la desaparición de los antiguos sarracenos, que aparecen todavía citados en Biezma y Villarrubia durante el maestrazgo de García González (1214-1217/ 1222-1224) en documento de fecha incierta por el cual doña Sancha Pérez de Azagra recibió esos dos lugares en prestimonio vitalicio.
Esta donación en prestimonio se repitió en julio de 1242, pero ahora en condiciones mucho más favorables para el priorato: doña Sancha y su hija Milia López recibieron de por vida Villarrubia, Biezma y Villandín, pero a cambio entregaron a la Orden en plena propiedad el castillo de Tormón y todo lo que ambas poseían en el Reino de Aragón y en Santa María de Albarracín. De la entrega en prestimonio se excluyeron algunos diezmos, la fonsadera de las tres villas y las aceñas de Villandín, aceñas que habían sido de los clérigos y en ese momento formaban parte del «bastimento», es decir, de las posesiones cuyas rentas se dedicaban al sostenimiento de la casa maestral. Las propiedades en Aragón que dieron en esta ocasión a la Orden doña Sancha y su hija no parece que pasaran a formar parte directamente del señorío prioral; años más tarde las utilizó el maestre para adquirir por permuta heredades en Sevilla y su término.
Páginas 268-269
Música: Spanish Medieval song
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