Intervención arqueológica en El Castellar

En la actuación arqueológica en el yacimiento de El Castellar, se descubrieron restos de viviendas de la Edad del Hierro con zócalos de piedras y alzado de adobe, las cuales se adaptaban a los desniveles del terreno mediante la construcción de tramos de escaleras entre ellas. Los restos cerámicos han permitido establecer una larga secuencia de ocupación que abarca toda la Edad del Hierro y época musulmana. De este último período, se documentaron los restos de una torre del antiguo recinto murado árabe.


La necesidad de realizar un estudio geotécnico para el proyecto de construcción de hotel sobre el solar del yacimiento de El Castellar, propició una intervención arqueológica a fin de valorar los restos existentes y el estado de conservación de los mismos.

Recodo del río al este del yacimiento

A finales del año 2003 el yacimiento estaba fuertemente alterado por actividades antrópicas que básicamente consistían en la explanación de una superficie contigua a la ermita para habilitar aparcamientos para vehículos, el relleno de parte de los barrancos que se abren al Oeste del yacimiento por los vertidos de yesos que generan las actividades extractivas mineras y la reforestación de pinos que propició la abertura de grandes surcos a la entrada del poblado en su parte meridional, el lugar en donde se supone que se ubicaba la necrópolis. A ellos hay que añadir la erosión vertical de los taludes que se asoman al cauce del río, hacia el Este, produciendo grandes desprendimientos que ya han causado la pérdida de un buen porcentaje del sitio.

Posteriormente a la actuación, se procedió el desmonte con excavadora del sector en el que se había actuado arqueológicamente, de modo que fueron destruidos todos los restos que se citan en este texto. Posteriormente, otras obras de acondicionamiento del vial, canalización de aguas y zanjas de tendido eléctrico han afectado a los restos en una medida que no fue evaluada.

Foto-interpretación del recinto del yacimiento y los agentes antrópicos que lo han afectado

El Castellar


La ermita de El Castellar se encuentra en la margen izquierda del río Tajo, en un recodo del mismo, que por esta zona son llamados “remansos”, a una altitud media de 500 m. El cauce errático del río Tajo ha ido formando a la largo de su historia numerosos meandros, que cuando se acercan a los escarpes de yesos (abundantes en esta parte del cauce) excavan los taludes ya de por sí escarpados, formando verdaderas paredes que a veces se elevan medio centenar de metros sobre las aguas del río. En el borde de uno de estos escarpes labrado por el río, se alza actualmente la ermita de El Castellar. Quizá por ello, la creencia popular ubicaba aquí el Castillo árabe del Torcón o Tormón como se recoge en la creencia popular.


En los textos medievales se nombra ya desde el siglo XIII la ermita de “El Castellar”. Esta ermita gozaba de amplia fama como benefactora para las lluvias y conserva fuerte devoción en el pueblo de Villarrubia. A consecuencia de ello, el edificio y su entorno se ha ido remodelando con los años, ocupando cada vez más espacio con el habilitamiento de una explanada para aparcamiento de coches, a costa del yacimiento arqueológico, al que ha afectado.

Alfonso VII de León

En los mapas de los siglos XVIII y XIX aparece con el nombre de ermita del Castellar o Castillo de Biedma. Biedma, por su parte se cita como lugar repoblado por Alfonso VII y las Ordenes Militares en los siglos XII y XIII.

Alfonso VI de León

La primera conquista cristiana de la Ribera del Tajo la realiza Alfonso VI en 1085, pero durante 100 años estas tierras pasarán de cristianos a musulmanes varias veces. En este tiempo se arrasan castillos se despueblan ciudades y nacen nuevos pueblos. Estos lugares pertenecieron a la demarcación del castillo de Oreja, tras su definitiva conquista por los cristianos en 1139. A lo largo del río se situaban los castillos de Alharailla (hoy Fuentidueña de Tajo), Alboer (Santa Cruz de la Zarza) y Oreja (Aurelia), todos de origen musulmán, probablemente construidos en el reinado de Abderramán III dentro de su política de fortificación de la línea del Tajo.

Abderraman III

Ante las dificultades para le repoblación de las aldeas del valle del Tajo, Biedma fue vendida por D. Lope de Varea y Dª Sancha a la Orden de Santiago en 1204;
“Modo voluntate spontanea statuimos et confirmamus cum magistro domno Suero et Gomez comendadore et F. Didaci et F. Gunzalvi et F. Petri priore, et conventu de Ucles cumque die conventus vel magister dederint nobis quingentos morabetinos chicos, recipiant suam hereditatem de Biedma et de Villa Ruvia”
,creándose una encomienda cuyo primer comendador fue Iñigo de Ricla. Esta encomienda de Viedma tuvo una vida gris reduciéndose a una pequeña granja ubicada en la margen derecha del Tajo, y apareciendo como despoblada ya en el siglo XV, de modo que los libros de visitas de la Orden señalan que el único edificio reconocible era la ermita de Nuestra Señora del Castellar. Por ello un siglo después, en las Relaciones de Felipe II se afirma:
“Y demas de estas (ermitas) en el término de Biezma, una legua de esta villa está otra ermita que se llama Nuestra Señora del Castellar muy antigua, la cual es muy frecuentada de toda la comarca, por ser de mucha devoción y estar en un sitio muy estraño en una peña, ribera el dicho Tajo hasta esta villa, llamase del Castellar a lo que se cree, por haber vestigio en ella de algún castillo”.


Restos romanos de la vega en primer término.

La Ermita del Castellar está catalogada en el Inventario de Bienes Culturales de Castilla La Mancha. El castillo llamado Tormón, aparece en un inventario de arquitectura militar de 1968 del que sólo se conservan vestigios en tal estado de ruina que no permiten reconstruir la planta del mismo.


En el Inventario Arqueológico de la Diputación Provincial figuran cerca de este enclave,
  • Yacimientos de Lengua del Castellar, junto al puente sobre el Tajo de la carretera de Villarrubia de Santiago a Colmenar de Oreja, con ocupación del Paleolítico, Edad del Bronce y Hierro I;
  • Vega del Castellar, al pie de la ermita, junto al río, en el entorno de la Mina, lugar en el que se documentaron en los años 1970 unas tumbas tardorromanas o visigodas.
  • Biedma I y Biedma II, al otro lado del Tajo, se trata de yacimientos romanos junto a la casa de labor de Biedma en una ancha terraza de la margen derecha del río.
Los alrededores son por tanto ricos en vestigios arqueológicos

El yacimiento de El Castellar es inventariado en una lista completa de los lugares de la Edad del Hierro de la región. Se le atribuye una extensión de 6,9 Has. El Castellar es uno de los ejemplos de los recintos amurallados de la Edad del Hierro que aprovechan los más abruptos frentes de escarpe en los orillas del Tajo.

Actuación arqueológica (2003-2004)

La actuación arqueológica realizada a finales de 2003, se centró sobre uno de los espolones centrales del yacimiento (el más próximo a la ermita), que estaba formado por una loma cortada de antaño en su lado meridional para la construcción de una carretera que lleva del pueblo a la ermita. Este loma se eleva hacia el Este, formando un cerrete que se asoma, como toda le vertiente oriental, al escarpe sobre la curva del río. Hacia el Norte y Oeste, desciende empinadas laderas fruto de la erosión provocada por el barranco o torrente que se abre en este lado.

Escarpes del yacimiento vistos desde el río


Se pudieron trazar un total de 15 cuadrículas que se extendían por una superficie de 3.375 m2, de las cuales se seleccionaron para su excavación arqueológica solo aquellas en las que se conservaba algún espesor de suelo.

Se realizaron pequeñas catas en diversos lugares del área de estudio a fin de evaluar la potencia arqueológica de la zona. Los resultados fueron los esperados, constatándose la práctica destrucción de los restos en la mayor parte de la extensión, especialmente en la pequeña meseta central.

Hacia el Oeste tampoco quedaban restos arqueológicos conservados, pues al igual que en la meseta, la erosión ha dejado al descubierto la capa geológica compuesta por yesos grises y especulares. Por el contrario, en la parte Sur, directamente sobre el pequeño cantil practicado en su día para la carretera local que lleva a la ermita del Castellar, los derrumbes de espejuelos de las partes más altas, habían tapado una gruesa capa de sedimentos arqueológicos existente bajo ellos, y que fue saliendo a la luz a medida que se retiraban las capas superficiales del terreno.

El cerro del borde Este está partido por una grieta de más de 1 m. de ancho y de al menos 8m de profundidad. Esta grieta permite la observación de un corte estratigráfico. En la base aparecen los restos de una superficie de yeso a modo de suelo sobre rocas de espejuelo. Directamente sobre este suelo se disponen una serie de vigas de madera calcinadas. Aparecen los cortes de la sección circular de cuatro palos, sobre ellos se dispone otro longitudinalmente y sobre el un manto de paja u otro material vegetal de características similares igualmente carbonizado. Se consiguió realizar algunas fotografías y tomar unas muestras de los carbones, que pertenecen a la especia de pinus pinaster.

Vigas de madera quemada

Detalles de sondeos sobre cuadrículas


El yacimiento de El Castellar y los yacimientos amurallados de la Edad del Hierro de sus cercanías.

C-1

Se trata de un espacio de 5 x 5 m. en la parte occidental junto al talud Sur de la carretera. Ocupando la mitad del espacio aparece un escalón practicado sobre los espejuelos que conforman el suelo natural. Este escalón debe corresponder a obras de abancalamiento de la ladera para habilitar viviendas.


La altura del escalón es de 25cm, pero se encuentra muy alterado por una fosa rellena con basuras de todo tipo, entre las que se documentan huesos de animales.

Restos de huesos y asta

Esta fosa penetra en el suelo geológico de espejuelo y está cubierta por una capa de suelo vegetal a base de arcillas marrón claro y relleno de pequeñas calizas y guijarros.

Los niveles no alterados pertenecen a explanaciones antiguas de modo que los materiales arqueológicos se encuentran en contexto original pero secundario, ya que fueron alterados en su día, probablemente para habilitar nuevas construcciones que la erosión ha destruido en su totalidad. Por ello los restos cerámicos, sin ser escasos, se encuentran en extremo fragmentados, evidenciando roturas antiguas.

C-2

Los trabajos se iniciaron en la C-2 dado que allí afloraban en superficie varias piedras. Una vez retirada la capa superficial o manto vegetal, se comprobó la existencia de una alineación de piedras. El ancho era de 45cm. que ocupan dos piedras, pero hacia el Norte corría casi paralela al muro una franja con arcilla suelta y blanda que más tarde ha podido interpretarse como el relleno de una de las numerosas grietas que se abren en la zona, y que ha destruido parcialmente el muro, por lo que no se puede evaluar su anchura.

Lateral del muro

Los paralelos de otros lugares sugerían la existencia de una o dos hiladas de piedra en altura, ya que el resto de las paredes se hacían con adobes de barro que, salvo en el caso de que se hayan quemado, no se pueden diferenciar del suelo circundante.

Hacia el Este, poco antes de llegar a la C-3 se conserva en buen estado una esquina y sobre todo la cara exterior de la pared perpendicular a la anterior, formada por piedras de la misma naturaleza pero de mayor tamaño y bien canteadas al exterior. De esta nueva pared apenas se conserva un tramo de 1,3 m. de longitud, ya se encuentra destruida por el talud de la carretera. No cabe duda que continuaba más al Sur, a juzgar por las piedras caídas sobre el propio talud.

Vista Sur desde el Este

Cubeta de arcilla

Cubeta de arcilla apisonada

Hacia el interior, al Norte, se documentó la existencia de una superficie de arcilla tamizada y apelmazada y algo quemada. Se conserva parte de una superficie explanada del mismo material a modo de suelo, con la unión con las paredes redondeada. La altura de paredes conservada es de 18-20 cm. El material que rellena este espacio cuadrangular está compuesto por unas margas y yesos blancos muy deleznables, de textura polvorienta y poca consistencia, con numerosos nódulos o pequeños cantos de caliza y espejuelo.

Fragmento de asa y borde de caliciforme.

Los materiales hallados en este espacio son similares a los del resto, a base de pequeños fragmentos con roturas antiguas de cerámicas, principalmente a torno, de pastas rojizas y con acabados de pintura jaspeada, engobes rojizos y anaranjados y motivos geométricos: líneas y semicírculos. No obstante, destaca que sobre el manto vegetal de arcillas marrones, aparecen varios fragmentos de vasijas a torno acanaladas, de aspecto amarillento-verdoso, típicas de un ambiente musulmán. 

Galbo de botella común musulmana con pared acanalada.

Aparecen en este nivel superficial, al igual que en el relleno de la fosa de la C-1, algunos fragmentos de tejas curvas con manchas de fuego, pero de aspecto más grueso y mayor tamaño que la típica teja árabe, por lo que no se descarta que se trate de ímbrices romanos o de origen romano.

La pared de arcilla de la estructura cuadrangular es paralela al muro de calizas, conformando un ancho de 1,7m. Aunque la grieta ha alterado el muro de piedras, no es probable que tuviera este ancho en origen, ya que junto a la pared de arcilla existe una franja de 60cm. no alterada y sin piedras.
Es difícil la interpretación de esta estructura cuadrangular. Por su aspecto hace pensar en un algibe, pero los materiales (arcilla decantada) con los que está hecha no son aptos para guardar agua, tal vez haya perdido una capa superior impermeable, o bien fuera utilizada para un uso.

C-3

Escaleras
Adosadas a la pared que es cortada por el talud, se conservan los retazos de unas escaleras de piedras formadas sobre todo por grandes bloques de espejuelo y calizas retocadas. Se conservan los indicios de tres escalones de 1,1 m. de ancho y unos 20 cm. de alto y el pie o longitud de la huella de 50 cm., formados en los tres casos por tres piedras mayores y un relleno con otras más pequeñas. Corren paralelas y adosadas a la pared, en dirección Sur.

Fragmentos de escalones de piedra

Parece que haya que interpretarlas como una espacie de callejón formado por escalones. Esta solución urbanística es muy común en los poblados ibéricos que se disponen en ladera. Se trataría de pequeños callejones escalonados que permitirían el tránsito desde calles perpendiculares más anchas y llanas que seguirían las curvas de nivel del terreno, sobre las que se alinearían las casas.

Unión de escalones al muro

Suelo

Por el Norte se conserva la superficie de un suelo formado por arcillas y margas compactadas, de aspecto arenoso con un frente endurecido de color marrón oscuro o gris claro que evidencia el efecto del fuego.
El suelo se inclina hacia el Oeste y presenta un perfil en V. Esta disposición se debe a la existencia de una nueva grieta que ha provocado el desplazamiento de materiales hacia abajo. Otra nueva grieta se dispone hacia el Este de la cuadrícula. Sobre ella quedan abundantes piedras calizas, sin duda procedentes de zócalos de antiguas paredes.

Zócalo de piedra de uno de los muros

Estas grietas o "huércenes", como se las conoce en lugar, son de poca anchura (10 a 20cm), pero su profundidad es considerable, pudiendo llegar a varios metros. No son visibles en superficie porque están tapadas por los propios restos arqueológicos. A menudo una piedra tapa la rajadura y hace de tapón para los materiales que caen sobre ella.

Grietas o "huércenes" del terreno.

C-4

Surcada por varias grietas, algunas de mayor tamaño, constituyen un verdadero riesgo para los propios arqueólogos. A medida que se excava se constata la destrucción producida por estas grietas. No es posible documentar la dirección de las estructuras, que sin duda existieron pues los acúmulos de calizas, alguna arenisca y espejuelo, son grandes.

C-5

A pesar de que apenas se excavó en ella se procedió a numerarla para dibujar la planta con los restos de una pared que aflora en el Perfil Sur. Se trata de un acúmulo de piedras calizas de buen tamaño. Discurre desde el Oeste, naciendo bajo las escaleras como una superficie de espejuelos desmenuzados. Aunque se interrumpe por la existencia de dos grietas, continúa hacia el Este alcanzando una longitud de 10m. El ancho sólo se puede evaluar en ciertos tramos, alcanzando los 65cm. La apreciación de esta estructura es difícil porque se dispone de forma paralela al Perfil Sur, es decir, estaría cortada longitudinalmente por el talud de la carretera habiendo perdido buena parte de las piedras que la conformaban.

Torre musulmana


Cerrando el acceso desde los llanos del Sur en el istmo que delimita el penúltimo de los espolones que conforman el yacimiento de la Edad del Hierro, se levanta un pequeño cerro surcado por dos grandes grietas de varios metros de profundidad. En una de ellas, a 2,5m de la cumbre, se descubre una alineación de maderos quemados. Se pueden ver al menos 4 de ellos, redondos, de unos 15cm de diámetro, y colocados en posición horizontal a espacios regulares de 10cm entre ellos. Bajo ellos existe una capa de arcilla y bajo ella una superficie formada por restos de paja carbonizada. Finalmente, bajo la paja, se halla una superficie endurecida formada por yesos.


Este lugar presentaba grandes dificultades para su excavación, no obstante se interpretó como los restos de una torre o parapeto que cerraba el acceso a los dos últimos espolones del recinto, tal vez incluso parte de la fortificación de la entrada a lo que en su día fue el castillo o recinto fortificado musulmán.

En otros yacimientos de los alrededores es común que el asentamiento musulmán posea extensiones más reducidas que el recinto de la Edad del Hierro, así en Alhajilla, Fuentidueña de Tajo, aguas arriba de El Castellar, se puede ver el foso musulmán dentro del recinto enmarcado por el foso y la barrera de la Edad del Hierro. Algo similar ocurre en el famoso castillo de Oreja, aguas debajo de El Castellar, en donde el recinto amurallado musulmán está dentro del de la Edad del Hierro, mucho más amplio, y el castillo aún ocupa una superficie dentro en el borde del espolón que se asoma al frente de escarpe sobre la vega del río.

Es por ello que se proyectó la excavación completa del lugar, algo que lamentablemente no se pudo cumplir ya que las licencias municipales consintieron la destrucción de estos restos por una máquina excavadora en el verano de 2004.

Conclusión

La impresión general que se desprende en la disposición de los distintos niveles en El Castellar, es la existencia de una ocupación prolongada con numerosas reestructuraciones del mismo hábitat, que finalmente debió ser abandonado de forma paulatina o no traumática. En el perfil Sur se documentan al menos 3 suelos nítidamente, que deben corresponder a otros tantos momentos de ocupación o reestructuraciones.

No se ha constatado ningún resto en deposición primaria, a excepción de las estructuras, por lo que hay que valorar negativamente la posibilidad de realizar hallazgos muebles en contexto original, o sólo parcialmente destruidos. Las estructuras responden a los patrones usuales del mundo ibérico, con muros formados por zócalos de dos hiladas de alto y dos piedras de ancho, en ambos casos sin trabajar o a lo sumo ligeramente canteadas, como encontramos en yacimientos cercanos: Plaza de Moros, Villatobas o el Cerro de la Gavia, junto al Manzanares.

En El Castellar se utilizan piedras locales formadas en su mayoría por yesos muy alterados. Al igual que se ha constatado en Plaza de Moros, las viviendas se adaptaban a las fuertes pendientes de las laderas, pero da la impresión de que en El Castellar los trabajos de abancalamiento e instalación de las viviendas fueron de mayor envergadura (sin duda los mayores desniveles del lugar lo requerían), como señala el pasillo del que se conservaban tres escalones de piedra, que recuerda los tramos de escaleras y las disposición general de asentamientos ibéricos en terraza.

Por lo que respeta a los hallazgos muebles realizados, destaca la existencia de algún fragmento de bronce perteneciente a una fíbula anular hispánica, y la total ausencia de elementos de hierro, si bien hay que tener en cuenta que este terreno yesífero apenas permite la conservación de los metales.

Galbos de tinajilla con engobe rojo jaspeado

Entre los fragmentos de cerámica a torno, destacan el elevado porcentaje con decoraciones pintadas geométricas: series de círculos concéntricos, semicírculos y cuartos de círculo, series de líneas, alternancia de líneas y bandas, bandas y líneas en rojo vinoso alternando con el fondo con engobe rojo, melenas y engobes jaspeados rojizos y negruzcos. 

Fragmentos de cerámicas con decoraciones pintadas geométricas, pinturas jaspeadas y estampilladas.

Tan sólo se pueden reconstruir las formas de una tinajilla con pintura jaspeada, la boca de un tonelete con pintura jaspeada rojiza, de los cuales se han hallado fragmentos de hasta media docena de ejemplares en el cercano Plaza de Moros, y dos cuencos, uno con pie y el otro con base plana ligeramente umbilicada. Quizás el fragmento con estampillas a base de estrellas de nueve radios y aspa, y algunos pequeños fragmentos de cuenquitos de barniz rojo púnico, puedan servirnos para situar al menos un momento de población en torno al siglo III a.C.

Unos fragmentos a mano de borde ollas de gran tamaño tienen asimismo paralelos en Plaza de Moros, pero uno de ellos presenta un cordón umbilicado bajo el borde, que es más propia de momentos antiguos, de comienzos de la Segunda Edad del Hierro.

Fragmentos de cerámicas a mano, una de ellas con cordón umbilicado

No sabemos el momento en el que se abandona el poblado, pero al menos desde el cambio de Era se desarrolla una ocupación romana a los pies del escarpe en donde se levanta la ermita. Este asentamiento ocupa toda la terraza hasta el borde actual del río y sabemos que pervivió hasta época tardía pues en 1970 se excavaron unas tumbas de cronología tardorromana o visigoda. Probablemente quedaran en la vega restos de esta población, cuando los musulmanes, por mandato de Abderramán III, se dedicaron a fortificar la orilla Sur del Tajo y levantaron una pequeña fortaleza sobre parte del antiguo recinto amurallado de la Edad del Hierro. 
Los maderos quemados del cerro oriental que la grieta ha dejado al descubierto pertenecen a la ocupación musulmana, así como probablemente la cubeta cuadrangular construida con arcilla apelmazada, sobre la cual se descubrieron varios fragmentos de botellas musulmanas con paredes acanaladas.

Fragmentos de cerámicas con decoraciones pintadas geométricas y engobes rojos. Boca de tonelete y pequeño cuenco.




Mis agradecimientos a Dionisio Urbina Martínez, Doctor en Historia Antigua y arqueólogo en la intervención arqueológica en El Castellar, por la detallada información sobre las Actas de las II Jornadas de Arqueología de Castilla La Mancha - Toledo, 2007 (Actuaciones arqueológicas en proyectos urbanísticos)






Música: Vlla Obila - La rosa enflorece (Romance sefardí, Siglo XII)


Epidemias a lo largo de la historia de Villarrubia de Santiago



El virus COVID-19, está provocando este año 2020 un alto número de afectados y víctimas, siendo España uno de los países más afectados.

Probablemente aún sea temprano para precisar diferencias y semejanzas entre el Coronavirus y otras pandemias que han ocasionado a la largo de la historia millones y millones de víctimas.

Pero a la espera de que en unas semanas, quede atrás el dolor y la impotencia, tras lo cual es mi intención actualizar este artículo, sabemos cómo a lo largo de su historia, Villarrubia de Santiago ha sufrido otras duras epidemias.

La peste negra del siglo XIV



Al parecer Villoria como muchas otras alquerías y aldeas de la zona se despobló alrededor del Siglo XIV, debido a las continuas pestes que asolaron la comarca en esos años, todo ello unido a las continuas escaramuzas bélicas de los habitantes de Villoria contra las vecinas Villarrubia y Santa Cruz.

La peste negra o muerte negra fue la pandemia de peste más devastadora en la historia de la humanidad que afectó a Eurasia y que alcanzó un punto máximo entre 1347 y 1353. Es difícil conocer el número de fallecidos, pero las estimaciones son de 25 millones de personas solo en Europa, aproximadamente un tercio de la población.​

La pandemia irrumpió en primer lugar en Asia, para después llegar a Europa, a través de las rutas comerciales. Introducida por marinos, la epidemia dio comienzo en Mesina. Mientras que algunas áreas quedaron despobladas, otras estuvieron libres de la enfermedad o solo fueron ligeramente afectadas. En Florencia, solamente un quinto de sus pobladores sobrevivió. En el territorio actual de Alemania, se estima que uno de cada diez habitantes perdió la vida a causa de la peste negra.

La epidemia de peste de mediados del XVII



Existen cifras que certifican un espectacular decremento del número de pobladores en los inicios de este siglo, anotándose varias razones generales. Tanto las epidemias y el hambre, como la gran peste de 1599-1602 en la que, al parecer, la mayor mortandad de los niños tuvo más importan­cia al afectar la vitalidad de las poblaciones.

Villarrubia;
"Tiene una iglesia parroquial de la advocación de San Bartolomé, con tres ermitas: de la Concepción, San Pedro y San Sebastián. En el término de Biezma, a una legua, está la ermita de Ntra. Sra. del Castellar de mucha devoción en toda la comarca.
Además de los días de ayuno mandados por la Iglesia se guarda por voto de la villa a San Sebastián con abstinencia la vigilia por las enfermedades y la pestilencia; San Gregorio Nacianceno por los gusanos y otras sabandijas que dañan las viñas."
Ocaña y su tierra en la época de Lope de Vega
Estudios Superiores del Escorial

La viruela del siglo XVIII 


En el siglo XVIII el azote de la Humanidad fue la viruela.

La viruela fue una enfermedad devastadora en la Europa, que se extendió en forma de epidemia matando a 60 millones de personas y desfigurando a otros muchos millones.
En España provocó la muerte de Luis I.

"conocemos los valores del año 1786 por las relaciones remitidas por los curas párrocos a Tomás López, en las que señala: 
Hallando que los nacidos en el año 1789 y han sido unos 214 con algunos niños más expósitos llamados Hijos del Sol y de la Luna, que según las ocurrencias de los Pueblos ocasionan irremediablemente, 60 casados, y muertos de diversa edad unos 212 sin algunos Párvulos que también son indispensables; y muchos más en tiempos de Viruelas, Sarampiones, garrotillos y otros males pueriles que son el Herodes de ellos; como en este mismo año hasta el número de dichos ciento"
Comarca de ocaña a finales del siglo XVIII
Mariano García Ruipérez

Epidemia de cólera del siglo XIX

A principios del siglo XIX el verdadero patrimonio español era el hambre, la ignorancia, la guerra y la enfermedad. La economía estaba estancada, era deficiente, y sus Universidades estaban muy atrasadas respecto a las de nuestro entorno. En la vida de la inmensa mayoría de la población predominaba el sector primario (agricultura) sin ningún tipo de tecnificación y sujeto a las inclemencias del tiempo. Se carecía de las mínimas medidas y estructuras sanitarias para protegerse de las enfermedades infecciosas, todo ello acompañado de una mala alimentación y total falta de higiene.

En el siglo XIX. el cólera se convirtió en el principal heredero de las pestes y de la viruela como enemigo número uno de la Humanidad. En el siglo XIX afectó por primera vez de forma generalizada a toda Europa. A lo largo del siglo aparecieron distintos brotes.

En 1833 llegó a España, extendiéndose poco a poco por el territorio debido al movimiento de tropas desde el Sur hacia el Norte, a raíz de la guerra carlista, invadiendo así Castilla



En 1854 entró en nuestra provincia por Santa Cruz de la Zarza desde Cuenca. Avanzando el mes de octubre, siguió la línea desde Villatobas por Ocaña, Yepes, Mora, Mascaraque, Ciruelos, Villarrubia de Santiago, Añover de Tajo. Nuevamente, el número de población de Villarrubia, se verá disminuido por la epidemia, donde siendo 2,766 habitantes, se contabilizarían 98 invadidos y 55 fallecidos.


"Según la correspondencia del periódico oficial de la real academia de Madrid (Siglo Médico) únicamente a mediados del mes de agosto aparecían contaminadas las provincias de Albacete, Almería, Ciudad-Real, Guadalajara, Huesca, Sevilla, Soria, Valladolid y Vas­congadas; .......
....la fecha de tan entendido periódico (12 de agosto) estaban acometidos los 78 pueblos que ofrece su estadística , en los cuales con las alternativas consiguientes, duró la enfermedad por espa­cio de tres meses, acometiendo a 25,216 personas y sacrificando de ellas 7,577....

...También Toledo por aquella misma época se resintió de la in­fluencia colérica, y sus pueblos de Almodovar del Campo, Aflover del Tajo, Ciruelos, Corral de Almaguer, Tepes, Mora, Morasque, Noblejas, Villarrubia de Santiago entre otros muchos, serán por largo tiem­po fieles y tristes narradores, de los estragos que la plaga cometió en sus hogares."


Y en 1885, nuevamente aparece en Valencia y de allí se extiende a toda la Península.

En el acta ordinaria de la Hermandad de Ntra. Sra. del Castellar, reunidos los hermanos de la misma bajo la presidencia del Sr. Cura Párroco D. Pablo Aparicio para tratar de la función, según costumbre, acordaron:

"Aprobar las cuentas que presentó el Tesorero, Juan Escobar. Nombrar Junta Directiva y la Música del pueblo; pero a propuesta de algunos hermanos y con motivo del cólera que afligía al pueblo y convecinos, todo quedó en suspenso hasta que el cólera desapareciera.

Villarrubia de Santiago, 25 de julio de 1885.- F. Gutiérrez, secretario."

En acta extraordinario del 19 de septiembre de ese mismo año, reunidos los individuos de la Junta Directiva bajo la presidencia del D. Lucas Escobar, acordaron.

"Que en atención a haber desaparecido el cólera y haberse cantado el Te-deum, se celebre la función de LA VIRGEN el día 4 de Octubre y la entrada el día 2, para lo cual se llevará a LA VIRGEN al Humilladero en la madrugada del mismo día."


Y nuevamente en acta extraordinaria:

"En Villarrubia de Santiago a 8 de Octubre de 1885 y bajo la presidencia del que era de la misma Lucas Escobar se reunieron los individuos de la Junta Directiva y acordaron se consigne en este acta que Angel Díaz, artista de Madrid y su esposa Segunda Tizón, natural de esta villa, en acción de gracias a Nuestra Señora del Castellar por haberlos librado del cólera en este año y el anterior, regalaron a esta Señora las andas nuevas de dos cuerpos, doradas todas a bruñido y mate con más cuatro ramos de flores para las mismas; otros dos muy preciosos para la mano de la Virgen y El Niño y una orla grande también muy hermosa para la sobrecorona de La Virgen.

En el mismo año y con igual motivo Paula Rodríguez y Rico, huérfana y propietaria en esta villa regaló también a Nuestra Señora una corona muy bonita, dorada y con piedras incrustadas y un Rostrillo que forman un conjunto muy precioso. También la regaló cuatro ramos para la Carroza y los arcos de flores de la misma.

Todas estas cosas se estrenaron el día 4 de Octubre que se celebró la función a consecuencia del cólera que aterraba a estos pueblos y produjeron tal entusiasmo y en particular las Andas que la subasta para subir a La Virgen subió a 32 fanegas de trigo por Julián Crespo. Se recogieron por el pueblo 70 fanegas y 722 reales."


Gripe española de 1918



Como muchos de vosotros sabréis, ya dediqué hace tiempo en este blog, en referencia a esta pandemia, el artículo "La gripe de 1918". Dicho artículo fué incluído también en el libro de fiestas de año 2018, año en que se cumplía el centenario del inicio de la epidemia y también utilizado para formar parte del libro "Villarrubia de Santiago, historia y futuro", el cual salió a la luz ese mismo año.

Además de poder visualizar dicho artículo a través del link, añado una serie de datos que sirven a su vez de resumen.

El periódico El Castellano, el 20 de junio de 1918,   describía así los síntomas: «Un estadio febril de comienzo brusco, sin escalofrío manifiesto ni violentas protestas digestivas, con hipertermia el primer día, fiebre alta el segundo, moderada el tercero y estado afebril el cuarto. Sequedad y ardor en las fauces, estornudos y lagrimeo (no constante) y cefalea intensa».

Los casos conocidos eran todavía muy lejanos. El doctor Emilio Gil Sastre recomendaba «no perder el tiempo con la aspirina y el agua de limón», dispensando diuréticos como la teobromina y suero contra la difteria, más algunos consejos que podrían figurar en cualquier periódico de nuestros días, comenzando por el «lavado de manos repetido con jabón sublimado».

Afortunadamente, en estas primeras semanas no se registraron víctimas de consideración en la ciudad de Toledo, al contrario que en pueblos como Consuegra, donde morían hasta seis personas diarias, o el pequeño enclave de Portillo, próximo a Torrijos, con 94 casos y veinte fallecidos en apenas cinco días.
Pulgar fue, sin duda, uno de los peores focos, con más de setenta víctimas mortales durante la segunda quincena de octubre.

El 16 de octubre de 1918, a los casos de gripe española se sumaban también brotes de viruela, escarlatina y difteria en varios pueblos, estrenándose en la ciudad dispositivos como «la estufa de desinfección y los baños despiojadores».

En octubre de 1918 hubo en la provincia de Toledo 2.809 defunciones frente a 1.040 nacimientos. De ellas, 1.383 fueron como consecuencia de la gripe. El número de víctimas por esta misma razón bajó en diciembre a los 824 casos. Desgraciadamente, esta ligera mejora fue un espejismo, ya que en Febrero de 1919, un segundo brote trajo consigo un severo recrudecimiento de la enfermedad y su verdadera penetración en la capital provincial.

Febrero de 1919 fue, probablemente, el peor mes. Se contabilizaron en Toledo 170 defunciones, de las cuales 90 tuvieron en la gripe su principal causa. En Villarrubia de Santiago, tras sufrir más de veinte víctimas, solo quedaban doce personas sanas.

La pandemia iría remitiendo a lo largo de los meses siguientes.


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Música:  Stella Caeli - Canto Gregoriano Contra la Peste



STELLA CAELLI
Stella Caelli exstirpávit quae lactávit Dóminum
Mortis pestem quam plántavit primus parens hóminum
Ipsa stella nun dignétur sídera compéscere
Quorum bella plebem caedunt dirae mortis úlcere
Opiísima Stella Maris, a peste succúrre nobís
Audinos, Dómina, nam filius tuus nihil negans te honórat
Sálvanos Iesu, pro quíbus Virgo Mater te orat.
In omni tribulatióne et angústia nostra
Sucúrre nobis, piísima Virgo María

ESTRELLA DEL MAR
Estrella del Cielo que amamantaste al Señor,
Extirpa la peste mortal que plantaron nuestros primeros padres
Estrella por la cual se rigen los caminos de los astros
Vence la mortal herida que terriblemente está matando a la gente
Gentil Estrella del Mar, de la peste libéranos


Óyenos Señora, pues tu Hijo que te honra, nada te niega.
Jesús, sálvanos pues por nosotros, tu Madre ora.
En toda tribulación y angustia, socórrenos santísima Virgen María.